Imperio Esmeralda

Saibeku encendió una lámpara y cerró la ventana.

-Esto es el mínimo para poder examinarlos. Vamos a verlos - cogió lo que Iwame tenía en la mano que extendió; recogió el paquete, lo abrió y... no había nada. Sólo un fino polvo grisáceo. El shugenja miró alternativamente a Haohmaru y a la León.

Mis indicaciones fueron seguidas, y bajo la tenue luz de una lampara se abrió el paquete. Sólo un fino polvo grisaceo apareció, el abatimiento me tomó por entero.

-"Disculpad, me temo que no he sido todo lo cuidadosa que era necesario. Ese era el resultado prometido si no seguía las indicaciones, gomen"

Hice una reverencia, quedandome así, apesumbrada y avergonzada por la situación.

-No te apures, no se podía esperar otra cosa del guardián. Las sombras huyen con la luz, seguro que los objetos esos eran parte de él.

El Hiruma miró a Saibeku con curiosidad.-¿Alguna vez habías visto algo parecido?


Hiruma Haohmaru

Suspiré, era algo que tenía ilusión de poder ofrecer y ayudar en algo tan acuciante e importante, las palabras de Haohmaru fueron de ayuda de todas formas. En silencio miré a aquellos samurais y esperé la respuesta.

Escuché atenta la respuesta del otro Cangrejo, cada dato era importante a la hora de aprender ante enemigos de esa clase.

-"Mejoraba mi aspecto, haciendolo más atractivo a quién lo viese"

Asentí y suspiré ligeramente, esperando unos pequeños momentos antes de responder.

-"Hai, Asako Kobayakawa-sama y Akodo Kage-dono, fueron los principales, lo usé poco, no me gustaba"

-Eso me lleva a dos preguntas. La primera es por qué razón el Guardián os dio esos objetos. Y la segunda es por qué os disgustaba usarlos. ¿El Guardián os obligó de algún modo? - preguntó Saibeku.

Entrabamos en un terreno que me disgustaba e incomodaba, cercano a lo personal.

-"Acudí en mi desconocimiento en busca de ayuda, no me gustaba porque era usar algo que no era yo, no del todo, era por problemas de moral"