Imperio Esmeralda

Shosuro Mariko e Isawa Koushi.

Tras un frugal almuerzo que tomó principalmente porque debía comer algo si no quería desfallecer en la biblioteca, Koushi se dirigió hacia el jardín, concretamente al mismo lugar donde días atrás se vio con Shiba Sagoto, la Inquisidora. Qué irónico le parecía que se citara en aquel lugar para cosas tan distintas.

Allí, arrebujado en su capa de invierno esperaba a Shosuro Mariko; mientras llegaba - él había llegado antes de la hora - se distraía con los kami del Aire, sobretodo aquellos que se arremolinaban alrededor de él curiosos y exitados ante lo que representaba para ellos.

Antes de verlo, la shugenja ya sabía que el tensai estaba allí; a medida que se acercaba al lugar donde había sido citada, notaba moverse a los kami del Aire de una forma que ya le resultaba familiar. Sonrió y dejó que le sirvieran de guía. Unos pocos metros más adelante pudo distinguir al Isawa, de espaldas, jugeteando con ellos.

-Konnichiwa, Isawa Koushi-sama ¿Habéis comido arroz hoy? -dijo para dar a conocer su presencia.

Koushi se giró, en su rostro el cansancio presente; sólo la luz de sus ojos indicaba que aún poseía fuerzas.

- Konnichiwa, Shosuro Mariko-sama. Gracias por acudir a la cita, sabeis lo importante que es para mi.

-No hay de qué. -dijo con una leve inclinación de cabeza. La Shosuro percibió el cansancio de Koushi; supuso que estaba dedicando todas sus energías a combatir la amenaza que se cernía sobre la Corte. Aún así, no se lo mencionó. No lo juzgó cortés hacerlo en ese momento. -¿Qué puedo hacer por vos? -dijo con modulada voz.

- El Festibal Shiba tendrá lugar en breve y he de tenerlo todo dispuesto para entonces; quisiera poder conversar con vos acerca de ello.

El ambiente era tenso incluso al aire libre; los dos shugenjas eran capaces de comunicarse con algo más que palabras y los gestos, las expresiones y el tono de voz les bastaba para completar cualquier frase.

-Por supuesto. Será un honor. -dijo inclinándose ante el Isawa, tras lo cual avanzó los pocos pasos que los separaban hasta llegar a su altura. Las miradas que intercambiaron ambos en ese momento desmentían la aparente ligereza de la conversación.

- Hay probabilidades de que tenga localizado a quien busco para el papel estelar de esta obra. Dijo con gesto serio; los kami a su alrededor parecieron notar que algo grave se había dicho y se esparcieron a los cuatro vientos. Pero dada su posición no os puedo revelar quién es para evitar problemas en caso contrario. Sin embargo, veo necesario que si todo saliera mal y mi representación acabara en desastre os tenga preparado algo para que vos podais retomarlo donde yo lo deje.

Mariko notaba cómo el vello de la nuca se le erizaba. Pocas veces había percibido a los kami tan alterados sin que mediara hechizo de por medio. -Sois muy previsor, Isawa Koushi-sama. Yo también quisiera aportar algo al respecto. Pero os escucho...

- Llevo un diario donde he anotado todo lo que he averiguado, señalando qué está comprobado y qué son conjeturas o rumores. Lo tengo a buen recaudo y os comunicaré en su momento donde lo tengo para que podais acceder a él en caso de que me pasara algo; lo que ahí hay escrito me puede condenar en más de un sentido, Shosuro Mariko-sama, pues no hay cortesía en las notas y hago suposiciones que de ver la luz mancharían mi nombre. No hace falta deciros por qué os lo dejo a vos.

Simplemente a Mariko le bastaba el recordar la razón que le dio para hacer algo semejante la última vez que se vieron.

-Me hago cargo. Perded cuidado. -aseguró al Isawa con determinación en el suave deje de su voz, acompañándolo con una leve inclinación de cabeza.

Al quedar otra vez frente a frente, Mariko buscó los ojos del Isawa, preguntándole en silencio si había algo más...