Imperio Esmeralda

Kakita Saori y Bayushi Shun

Me había costado un pequeño favor, algo de labia y algún que roce controlado, pero al fin lo tenía. Mientras los criados iban y volvían a las cocinas para satisfacer el apetito de los invitados, yo vaciaba mi mente de todo, o al menos lo intentaba. Tenía la cabeza demasiado ocupada, demasiado trajín con demasiadas preocupaciones, y la senda de la espada poco a poco me traía la paz.

Sólo rompe el silencio si lo que vas a decir es más hermoso..

Recordaba perfectamente el aforismo de mi maestro. Las palabras vacías eran los gusanos del bushido, y yo no sería quien los alimentara.

¿Me estaré volviendo un junshin? No lo quiera Bayushi..

Un favor, que desconocía cómo lo devolvería, planeaba sobre mi cabeza. Una preocupación más. Pero a cambio tenía un dojo remoto del palacio, tenía un guardia Shiba en las cercanías para expeler a presencias no deseadas, y tenía un momento más de práctica que para mí valía mucho más de lo que era visible en la superficie..

Con paso ligero, Saori, apareció en el dôjo. Había recibido una citación para entrenarse y conversar el Escorpión poseedor de una Hoja Kakita y principal problema para Kakita Yuzan y sus secuaces: Bayushi Shun.

-Buenos días, Bayushi Shun-san. ¿Habéis descansado bien?

-¿Mejorando?¿A qué os referís? - preguntó Saori mientras se descalzaba antes de subir al tatami.

Dudas de honor. La duelista tenía tantas o más de las que podía tener Shun. Al fin y al cabo él era Escorpión y no fundamentaba su camino en ello.

-¿Sabéis...? Útimamente me han dado algunos buenos consejos con respecto a eso. - dijo con tranquilidad, mientras empezaba sus ejercicios con el boken. -Y creo que estoy llegando a una conclusión. Seguramente equivocada, pero conclusión al fin y al cabo. - sonrió.

¿Consejos acerca del Honor? arrugué la nariz con extrañeza, Saori era lo más prístino en un asunto como ése, de modo que me detuve, expectante Y, ¿a qué conclusión llegásteis?

La duelista se acercó al Escorpión, por el que empezaba a sentir algo parecido a camaradería.

-Incluso los Grulla tenemos dudas al respecto, ¿qué esperábais? - sonrió. -Pienso que un samurai de honorable catadura, en lo profundo de su corazón, conoce si está actuando de forma adecuada, como de él se espera. El Honor, al contrario que la Sinceridad, no depende de la percepción de los demás sobre nuestros actos o pensamientos, sino de nuestra propia sensación al respecto de ellos. Por eso creo que el Honor es la Sinceridad del alma, si actuamos sin traicionar a nuestro espíritu, podremos actuar según el bushidô.