Ante esa pregunta mis manos se cerraron en puños estrujando el filo de mi kimono, quedandose los nudillos blancos casi níveos por la presión. Las quijadas de mi mandíbula se abultaron, mis ojos se cerraron unos momentos para, respirando profundamente, poder expresar lo más tranquilamente mis palabras.

-"Me temo, dolorosamente para mí, que ese Oni me superó, caí insconsciente en mitad del combate al ser golpeada por este. Bayushi Kahei-sama tiene las respuestas a esas preguntas"

Mi mirada estaba ligeramente ausente, reprochandome tan nefasta actuación, una marca de vergüenza que tardaría en perdonarme, olvidar jamás. Latía en mis ojos un fuego controlado, furioso tras esas paredes de cristal.

- No teneis de lo que avergonzaros, Akodo Iwame-sama. No os enfrentábais a un hombre sino a un demonio; no sois un Cangrejo y no se espera más que sobrevivais. Dijo Koushi empleando un tono de voz que indicaba que respetaba a la León como guerrera cualquiera que hubiera sido el resultado de la lucha. Por favor, os pido que cuando podais hableis con Bayushi Kahei sobre el tema y después procedais a relatarmelo a mí si no es molestia.

El Isawa se mostró conciliador, pero muy a pesar de todo, era un shugenja, estaba lejos de poder entender lo que pasaba por mi interior. Aún así, mis esfuerzos se redoblaron por ser comprensiva, lentamente las llamas quedaron en brasas ardientes.

-"Tan pronto como sepa algo os haré avisar Isawa Koushi-sama. Toritaka Hatsuharu-sama me recomendó portar algo de jade, ¿sería posible conseguirlo?"

Me quedé ligeramente pensativa, la presa de mi kimono más relajada, aunque todavía ligeramente tensa.

-"Os tranquilizará saber que tal encuentro sólo ha llegado a un mínimo de oídos. Por mi mano, ninguno fuera del concilio"

- No es necesario que os agradezca que seais discreta, pero aún así lo haré. Koushi inclinó su cabeza respetuosamente. En cuanto al jade, quizás sea hora de que solicite a mis superiores que intenten reunir al menos varios dedos de jade para aquellos que dejen el Kyuden.

Respondí a la reverencia de Koushi con otra y una sonrisa. Suspiré largamente, mi jovialidad natural era una gran luchadora contra el resto de sentimientos que pudieran afectarme en un momento concreto.

-"Si no puedo ser de ayuda en algo lo seré de otra forma. Quieta no voy a quedarme, desde luego. Sólo conozco dos formas que puedan pararme. Es mi turno de agradeceros vuestra colaboración"

Hice otra reverencia, aunque apreté las mandíbulas en un gesto dominado de dolor. Me incorporé , por eso mismo, más despacio.

-"Tendré que dedicar algo más de tiempo en aumentar mis conocimientos en ciertos temas. Mientras eso ocurre, meditaré y estaré atenta. Y sin en algo más puedo colaborar, os pido que me lo hagais saber Isawa Koushi-sama"

- Contar con vuestra implicación es más de lo que me atrevería a pediros; no obstante, sois sabia si estudiais antes de encontraros con el peligro nuevamente y si no relajais vuestros sentidos. Dijo el Isawa, encontrando más que aceptables las palabras de la León. Y no dudeis que contaré con vuestra asistencia para cualquier asunto en que podais ayudar. Sois valiente, seguís el Bushido, y eso es lo más necesario ahora.

Asentí, concentrando mis fuerzas y energías en una meta clara. Adelantando un paso más en mi propio crecimiento como samuraiko.

-"No es necesario pedirlo pues ya me he ofrecido y ya me he visto implicada. Soy una representante de la Mano Derecha del Emperador, una bushi León, esto afecta al Emperador y al Imperio. No me quedaré atrás a la hora de luchar"

Mi postura y decisión eran firmes, claras y concisas. Sabía dónde sería un estorbo, hallaría los medios para no serlo y actuaría dónde fuera de utilidad.

-"Estrategia, Isawa Koushi-sama, y en eso dicen que somos los mejores. Espero ese momento, Isawa Koushi-sama, me deben una revancha y lo lamentarán, mucho"

Miré al Isawa, el fuego ardiendo dentro de mí, pero no uno descontrolado, uno frío, dominado. Una sonrisa salió a mis labios, mostrando que aceptaba el desafío y que estaba cómoda.

-"Mucho por hacer, ciertamente. Afortundamente he desarrollado una buena pericia en caminar, leer y no tropezar, todo a la vez"

Los puntos claves de la conversación ya habían sido tocados, restaba relajarse y disfrutar. Había que aprovechar momentos así, no sabíamos cuando podría volver a ser el próximo.

- No esperaba menos de vos, Akodo Iwame-san. Koushi recordó el famoso dicho: "Cuando caiga el último Akodo, caerá el último Hantei". Muy tenebroso le parecía en aquellos días. La estrategia me ha parecido siempre superior a la fuerza bruta; en la Corte, por ejemplo, se suelen ver muchos de estos casos. Cada cual escoge el terreno para una batalla que mejor convenga para sus propósitos.

Dejado atrás por el momento el asunto más oscuro que pendía como una guadaña sobre la Corte, el Isawa decidió tocar otro que era también importante sobretodo para Grulla y León.

Sonreí suavemente, asentí a sus palabras, dándolas de mi parte como también ciertas. La posterior frase insinuaba algo, latente y de importancia que ya me extrañaba que no saliese a relucir.

-"Sí, se dice que la Corte es tradicional terreno de Grullas y Escorpiones. Y ahora mismo es una autentica batalla ciertamente. Aunque los esfuerzos de un lado no son bien vistos por el otro"

Inspiré profundamente, dejando escapar el aire lentamente, preparandome en ese corto espacio de tiempo para lo que se avecinaba.

-"En una batalla no hay lucha si uno de los dos bandos no quiere y también por más que uno no quiera si el otro se empeña habrá batalla"

- En efecto, Grulla y Escorpión han hecho de la Corte su principal fuente de victorias al igual que el León y el Cangrejo lo han conseguido con la guerra. Dicho esto, el León parece en aparente desventaja ante la situación que se vive entre vuestro Clan y el de la Grulla; si esto se confirma y la Corte termina sin que cambie, ¿qué hará el León?¿Qué papel adoptará de los dos que habéis nombrado? No es necesario que contesteis, Akodo Iwame-sama, puesto que sé que son decisiones que atañen a vuestros señores y a los de la Grulla; aún así, es algo sobre lo que pensar, sobre si son necesarios tantos esfuerzos para que al final se los lleve el viento de primavera.