Imperio Esmeralda

Isawa Koushi, Bayushi Shun, Kitsuki Keiko.

Esperó Keiko a Shun hasta que se unió a ella en un pasillo antes de donde se había citado con Koushi. Le había enviado una temprana nota indicándole la hora y el lugar tan pronto como tuvo asegurada su reunión con el Isawa y cuando estuvieron juntos, anduvieron al encuentro del erudito. Keiko iba tan formal como en otras ocasiones, femenina pero práctica, con un caro quimono y un valioso abanico en su obi. No medió más palabras con Shun que las correctas para saludarle y agradecerle su pronta llegada. Luego sin esperar siquiera respuesta, se encaminó al encuentro de Koushi.

Al ver al shugenja le dirigió una cortés reverencia.

- Konnichi-wa, Isawa Koushi-san. Es un honor veros y agradezco que hayáis tenido a bien reuniros con nosotros- Luego clavó sus esmeraldas ojos en los de Koushi y prosiguió.

- Quien me acompaña es el honorable Bayushi Shun-san, a quien he recurrido a modo de colaboración en mis investigaciones.

Koushi se inclinó respetuosamente ante Kitsuki Keiko y un poco menos pronunciadamente ante Bayushi Shun.

- Konnichiwa, Kitsuki Keiko-sama. Bayushi Shun-sama. El honor es mio pudiendo servir a alguien como vos.

Me había puesto mi kimono bueno, o al menos el mejor que tenía y que había lucido tan sólo en un par de ocasiones durante la Corte, lo que me recordaba que tendría que comprarme otro para estar a la altura de una misión oficiosa como la mía. Me concentré en mi tarea, estar atento con mil ojos en todo momento. Saludé a Keiko para acto seguido ponernos manos a la obra. Nada de un té o de palabras huecas, de ésas que abundan pero que cuando reflexionas te preguntas a kami* de qué las has dicho. Debía de ser uno de esos arranques de febril actividad Dragón.

Una vez llegamos donde Isawa Koushi, y ya presentado, devolví la reverencia al shugenja.

Dozo yoroshiku, Isawa Koushi-sama.

- Seremos breves en esta visita, pues sé que estáis muy ocupado y lejos de mí la voluntad de estorbar vuestras tareas .Mi intencion es la de presentaros a Bayushi Shun-san como mi ayudante... oficioso, aunque no menos importante para mí. Como recordaréis, fue el propio Agasha Takeru quien le propuso como un buen candidato para tal cargo. Miró a Shun para ver su reacción. Aquello no se lo había dicho en la reunión que habían tenido él y ella.

El Fénix miró a Kieko y a Shun, con ojos tranquilos.

- Lo recuerdo, y creo que vuestra elección ha sido sabia. O al menos eso esperaba ya que Koushi apenas si conocía a Shun y no sabía cuáles eran sus fuertes. Y yo trataré con vos y Bayushi Shun-sama lo que a bien tengais tratar. Mis ocupaciones pueden ser muchas, pero una de ellas y las más honorable es poder servir a la Magistratura Esmeralda a la cual representais.

Mantuve una expresión expectante: no sabía nada de que el magistrado de la ciudad hubiese mencionado mi nombre, pero comprendí que quizá Moshi Hayaku-sama o Shiba Fuu-sama le habrían narrado los sucesos acaecidos con los ronin, y por alguna razón Agasha Takeru-sama había pensado en mí.

Ahora que ya estamos puestos al día en cuanto a presentaciones, pasemos a lo que de verdad importa. Ha habido alguna novedad sobre el asunto que nos ocupa, Isawa Koushi-san?- Keiko mantuvo aqueol tono neutro y frío que la caracterizaba... tan poco femenino, tan poco humano...

- Alguna, sí.

Koushi estaba preparado para este momento ya que era de suponer que la Magistrada Esmeralda no se iba a entrevistar con él para tomar el té y charlar sobre la moda imperante en la Corte. Aún así, debía ser ordenado y riguroso y, sobretodo, no decir nada que pudiera acabar con sus planes.
Para no tener que dejar a Bayushi Shun a medias, decidió contar todo como si fuera la primera vez que se hablaba de ello.

- Se está investigando la Perla que se encontró en el lugar donde se enfrentaron el samurai Unicornio y su acompañante frente a un ser desconocido. La procedencia de dicha Perla es Naga lo que me lleva a pensar que la mujer que huyó tiene relación con esta desconocida gente; además, se sabe que la Perla es una especie de contenedor mágico aunque se desconoce por el momento qué contiene. Mientras Miya Shizuka-sama estudia la Perla, Iuchi Sukune-sama y yo buscaremos a la mujer que la portaba.

Koushi dejó tiempo para que meditaran sobre lo expuesto y preguntaran lo que hiciera falta.

Keiko mantuvo un prudente silencio. Su mirada anduvo ausente unos instantes. Luego decidió hacer una pregunta, pensando más en Shun que en sí misma.

- Qué nos podéis contar de los naga, Isawa Koushi-san? Es cierto que hubo un tiempo, antes de la Caida de los Kami en la que naga, kenku, kitsune y otros seres de leyenda costruían ciudades en el Mundo? Aunque su intención principal era hacer que Koushi hablase para que Shun pudiese observarle, la propia Keiko adolecía en conocimientos de esos temas tan esotéricos. Su mundo, crepuscular, malévolo y criminal no quedaban huecos para las leyendas de razas fantásticas.

Koushi hizo una medio mueca.

- Puedo deciros que, efectivamente, las Naga tuvieron una sociedad que desapareció en el tiempo y que no son meramente un mito; la existencia de esta Perla y de que alguien haya podido utilizarla debe significar que, además, aún se puede encontrar información sobre ellas que usar. No soy ningún experto en estos temas pero puedo preparar un informe que os de más detalles sobre ellas.

El Isawa no dijo nada sobre kenku o kitsune porque no lo veía relevante y sólo serviría para desviarse del tema principal.