El acostumbrado rubor cubrió las mejillas de la bailarina, que antes de hablar, se miró las palmas de las manos en silencio. Después, se detuvo y fijó su mirada en el Halcón. Se inclinó junto a él y le susurró algo al oído.



Lentamente, recuperó su posición inicial, dejando tras ella un apenas perceptible aroma a flor de cerezo blanco.

Tras escuchar esas inesperadas palabras, Hatsuharu se retiró y asintió con semblante serio.

-Así sea. Se limitó a contestar.

Arimi dudó un momento sobre si había hecho bien confiándole sus temores al Toritaka, al ver su reacción tan seria y formal. Intentó quitarle hierro al asunto, y posó su pequeña mano sobre el brazo.

- Hatsuharu-sama, ¿habéis oído algo sobre las preferencias de la Princesa? Dicen que tiene a alguien en mente... - comentó con tono pícaro.

El Toritaka dejó a un lado las oscuras palabras de la bailarina para seguir disfrutando de su compañía.

-Se dice que Su Alteza se ha fijado en un participante de su propio torneo, de la Gesta Imperial. Aunque la mayor parte de los samurai participantes son jóvenes que todavía no tienen el suficiente estatus como para desposarse con la segunda heredera al Trono Esmeralda. Se trata de un escenario interesante para los cortesanos, ¿no creéis? Opinó el Halcón.

- Es posible que ninguno destaque por encima de los demás debido a su falta de experiencia... - murmuró pensativa la Grulla -. Lo que está claro es que la preferencia personal no conoce de edad, estatus o habilidad. Cuando posas tus ojos sobre tu objeto de deseo, es indiferente si éste es un habilidoso y capaz magistrado o un ronin que ha hecho de los caminos su hogar. Quizá...

La voz le hizo un quiebro y tuvo que aclararse la garganta.

- Quizá su posición le permita a la Princesa escapar de la política y casarse con alguien que cautive su corazón. Aunque algo me dice que si un simple samurai está sujeto a los deseos de su señor a este respecto, cuánto más no lo estará la heredera del Crisantemo.

-Es dificil que pueda escoger con total libertad. Es más posible que pueda rechazar a alguien que no sea de su agrado. Lo más adecuado sería algo que la convenciera a ella y a la Corte. La estabilidad del Imperio es la misión principal de la Línea de Hantei. Dijo el Halcón. -Quizá Miya Shizuka-sama sí tenga más libertad para escoger esposo. Opinó.

- Por cierto que cada día que pasa, percibo que más y más destinos recaen en las manos de la joven dama imperial. Y mis desvelos son igualmente numerosos, pues todavía no sé cómo ganar su preferencia sobre mi hermana Doji. No puedo permitirme salir derrotada de este duelo, Hatsuharu-sama - dijo mirándolo a los ojos.

Y por un momento, el bushi pudo ver el brillo de la ambición, la desesperación y el deseo del triunfo en las pupilas irisadas de la joven bailarina.

-Y vuestra rival es Doji Naoko, ¿estoy en lo cierto? Hay rumores sobre ello en toda la corte. La avisó. -Tratar con la joven dama imperial, como la habéis llamado, será dificil y exigente: una prueba de fuego. Es cierto que su magnetismo y carisma están fuera de toda duda, así como su poder real. Opinó -Últimamente su nombre está en boca de todos, tal vez demasiado, habida cuenta de que existe una princesa Otomo habitando el mismo palacio. Lo cual me lleva a pensar que alguien de suma importancia la está promocionando como uno de los futuros pilares del Imperio. Cotilleó de forma interesada.

- Sí, Naoko es mi adversaria, pero todavía no ha tenido ocasión de exhibir sus habilidades en la corte, al contrario que yo. Pero temo que las apetencias de la Princesa se orienten más hacia el teatro que hacia la danza.

Con un suspiro, siguió caminando junto al bushi.

- Su poder es innegable, y todo en lo que ella participa tiene un aura de sobriedad y magnificencia realmente remarcable. No en vano, estudió con la Grulla. No puedo imaginar una combinación de enseñanzas más apropiada que ésta.

-¿Habéis pensado en hablar con algún maestro Asahina? Tengo entendido que en la corte hay una anciana shugenja, tal vez ella os pueda ayudar en vuestra búsqueda. La orientó. -No obstante, sólo debéis ser vos misma para cautivarla. Como bien decís ha estudiado en vuestro mismo Clan, seguro que compartís parte de vuestra educación. Sabrá ver el talento del que sois poseedora. Estoy seguro de ello.