- En verdad no demasiado, Reika-sama. Aunque las semanas que llevo aquí han sido muy completas, os lo aseguro. Respondió con toda sinceridad, y devolviendo toda la vitalidad a su rostro. - Aun así, tengo que confesar que me queda mucho por hacer aquí. Lo primero, aprender... y lo siguiente mostrar... Espero poder actuar para la princesa Otomo. Dijo con aplomo. Aunque la apariencia y algunas acciones podían dar a pensar que Naoko mostraba con evidencia su corta edad, en ocasiones tenía ese tono de autosuficiencia que le habían acarreado tantos logros en su trayectoria.

Asentí y sonreí, escuchando con atención, mirando cada palabra con su propio valor.

-"Corta o larga, si se vive con intensidad mucho se gana. Sois actriz por lo que escucho, el arte de ser mil caras a la vez y una voz que muestre lo que nuestros sueños nos insinuan"

Sonreí haciendo ejercicios con las manos, despacio, para seguir a continuación.

-"Será, el sueño se cumple. Doji Naoko-sama, el primer paso ya está dado"

Naoko se limitó a beber otro sorbo de té y sonreir a su compañera de estancia.

Después, y visiblemente pensativa, preguntó.

- Antes hablasteis sobre el arte del tatuaje. ¿Os ofendería si os propongo que me los mostreis?. Preguntó con un gesto ligeramente tenso, por la posible respuesta de la bella ise-zumi.

Una sonrisa fue la respuesta, luego me quedé pensativa.

-"Tengo varios, ¿quereis verlos todos?"

Mientras me respondía me remangé el kimono por las mangas para mostrar a lo largo de mi brazo a un tigre preparado para el combate.

Naoko observó la obra en todo su esplendor. No se preocupó en darle respuesta a la pregunta de la ise-zumi, era la primera vez que podía tocar, y por ello participar, de un espectáculo como era recorrer con el dedo las lineas en el brazo de un "hombre-dibujo", aunque en este caso se tratase de una mujer.

Tras un largo rato, en el que Naoko observo cada trazo del tatuaje, levantó la cabeza para hacer dos preguntas. Dos.

- ¿Os tatuais a vos misma Reika-sama?. ¿Teneis más?.

Me levanté después de que Naoko observara bien el tatuaje de mi brazo, mientras a su vez yo la observaba a ella. Desprendí mi obi, dejé que cayese hasta la cintura y me giré para mostrar un pino y un halcón volando cerca.

-"Aún no he conseguido mirar a mi espalda. Sé tatuar, como otros, es un maestro quien lo hace"

Naoko atendió de nuevo... o mejor dicho; no dejó ni por un instante de fijar su vista en los trabajos de tinta y sangre. Esta vez estaba frente a una escena. Aquello transcendia totalmente todo lo que ella había sido capaz de observar en el Imperio. No era una figura, que por mucho movimiento que tuviera, era estática. El arbol se erguía fuerte y robusto, y un águila cruzaba su entorno silvestre.

Era espectacular...

- Son muy hermosos. Realmente hermosos. Aunque no entiendo mucho sobre el antiguo arte del tatuaje, conozco una obra de teatro que habla sobre un maestro tatuador... recuerdo cada uno de los diálogos... Naoko se mostraba visiblemente ensimismada por aquella demostración de arte y misticismo. - ¿Me podríais hablar sobre su significado, Reika-sama?.

Una vez enseñados y satisfecha la curiosidad de Naoko, me volví a vestir y colocar adecuadamente mi kimono para sentarme, sonreí y asentí.

-"El pino es símbolo de longevidad, el halcón es guardian del honor, el tigre la fuerza. Escuchad a las homigas y os dirán el secreto de los cielos. No conozco ninguna obra de teatro Doji Naoko-sama, pero me gustaría que me hablaras de ella."

Hice con el dedo unos dibujos imaginarios enfrente mía, meditativa. Alcé la vista para mirar a la artista, sonreí.

-"Admirais el arte, y mucho más, sois arte, ¿qué diriais a tener un tatuaje?"

Naoko realzó las comisuras de sus labios en una bonita sonrisa.

- Os aseguro que sería un gran placer, pero un tatuaje tiene que tener un sentido especial... yo lo veo como si fuera una cicatriz... o incluso el coloreado de nuestros ojos. Creo que no estaría preparada, aun. Alegó divertida, aunque sus palabras exhibieran una profundidad alejada del decoro de sus vistosas ropas o del elegante perfume que irradiaba desde su piel.

- Respecto a la obra... os propongo algo. Ya que lamentablemente nuestra cita tiene que acabar en poco tiempo, esperemos poder reunirnos en otro momento. Os avisaré mediante una misiva a las estancias del Dragón.

Dicho esto, la joven Doji se levanto desde su postura en seiza para dar a entender que la reunión había finalizado. - Ahora si me disculpais Togashi Reika-sama, tengo asuntos importantes que tartar a los que no puedo faltar. Se disculpó. - Espero que hayais disfrutado de este encuentro tanto como yo. Ha sido un placer.