Imperio Esmeralda

Kitsune Aoshi y Shiba Aketsu.

Cuando Aoshi salió de sus aposentos dispuesto a marchar, su fiel yojimbo ya estaba pertrechado para el paseo. Armadura ligera, katana y jingasa era su atuendo y una mirada simple la marca de su expresión.

- Buenos días, Aoshi-san; mis piernas están fuertes y mi espíritu presto. Marcad vos el camino que yo me ocuparé de apartar a quien ose obstaculizaroslo.

Como siempre, debido al tono - o falta del mismo - en la forma de hablar de Aketsu, no se sabía si decía aquello totalmente en serio o bromeaba.

Aoshi salió de su habitación al distribuidor ajustándose la espada en el obi. Portaba un kimono bastante... no, la palabra no era sencillo, la palabra era cutre y además, iba algo despeinado. Se acercó a una mesita en un rincón de donde agarró una botellita de saké y se mojó la mano para luego secársela en el kimono. Acto seguido y sin mediar palabra y acompañado de una media sonrisa, salpicó el kimono de Aketsu. Luego dejó la botella en su sitio.

- Bueno, espero que no tengáis que apartar nada, Aketsu-san - A Aoshi aún le costaba hablarle con aquellas confianzas a Aketsu, aunque fuese sólo en privado.- Buenos días, Aketsu -san. Hoy nos vamos también de cacería. Pero esta cacería ha de ser - comenzó a enumerar con los dedos- discreta, mentirosa y un poco sucia... y muy discreta. Nos vamos a los prostíbulos y a las salas de juego. Anunció solemnte.

Aketsu enarcó una ceja lentamente conforme Aoshi hablaba.

- No sólo soy el guardián de vuestra vida, Aoshi-san, también de vuestro honor. Dijo seriamente. Así que de camino a la ciudad me explicaréis si lo que buscamos es lo que parece o no.

Con aquello el Shiba venía a decir que iría con el Zorro, por supuesto, pero que pedía un poco de información acerca de lo que iban a hacer en tales lugares.

- Bueeeenoooo.... Aoshi parecía reticente a la vez que tenía la expresión de un zorro que había descubierto un almacen de huevos. Mi honor es mi vida... Pero aquí ya sabéis que nos estamos jugando cosas más importantes que la vida y el honor. Podemos estar jugándonos el propio Imperio.

Se puso en camino junto a Aketsu. La verdad es que se sentía seguro frente a aquel gran y poderoso hombre e incluso había llegado a pillarle afecto además de respeto por lo serio que se tomaba su trabajo. Aoshi reconoció para sí que no era el más fácil de los protegidos.

- He estado pensando. Y he concluido que hay demasiada gente metida en esta cospiración. Imaginaos que tenéis que llevar huevos de un lado al otro de una aldea. Si son pocos no hay problema. Pero y si son muchos huevos y además ya no es al otro lado de la aldea sino al pueblo de al lado...?

- Alguno se os caerá y se romperá. Dijo Aketsu simplemente. Para él aquello funcionaba así: cuánto más complicado era algo, más posibilidades de fastidiarla habia. Y siempre habrá alguien que presencie tu fracaso.

El Shiba creía saber a dónde quería llegar Aoshi, así que puso atención a lo que le decía.

- Elemental, honorable Aketsu-san!- Dijo exultante y satisfecho de sí mismo. Pero digamos que yo soy el jefe de todos estos malévolos señores. Soy oscuro, siniestro y apesto a maldad y magia negra. Si voy por ahí a la luz del día, la gente murmurará, y alguien hará preguntas, y antes o después darán conmigo. Así que haré que otros hagan las cosas por mí. Mis recados, mis asuntos, mis malandrinadas... pero al igual que en una sociedad normal, las cosas bajas, las harán personas de condición baja. Ergo la gente baja suele descansar entre los de su calaña y el saké suelta lenguas, las furcias escuchan... Y unas monedas sueltan las lenguas. Eso me recuerda algo. Lleváis dinero no?

El Fénix miró su bolsita y una gota de sudor apareció por su frente.

- Sí ... algo. ¿Qué pensarían de él si alguien supiese que había gastado el poco dinero que le daban en el Kyuden para sufragar cualquier gasto derivado de la protección de Aoshi en geishas y sake? Es todo vuestro.

No había resignación en su voz, sino la más absoluta sinceridad.

- Espero que baste entre el de ambos... dio unas palmadas al saquito donde llevaba su propio dinero inconciente de la turbación de Aketsu. - Y le pasaremos la factura a Isawa Koushi y a los otros clanes mayores cuando todo esto acabe- dijo muy convencido de sí mismo. Y ahora... vamos a explorar los lugares de moral distraida en previsión de lo que será nuestra próxima excusión, que esa será mucho más seria.

Aketsu meneó su cabeza ante la proposición de Aoshi, sonriendo por lo bajini.

- Una cosa. La voz de Aoshi tomó un punto de seriedad. He pensado que esta será la primera toma de contacto, como os decía,explorar el terreno y quizás hoy o mañana, a la noche ir de cacería en serio. No podemos ir solos. Necesitamos manos expertas, ojos despiertos, mentes astutas.... he pensado algún nombre... quiero vuestra opinión. He pensado en Bayushi Kahei.... Torashume, que es experto en muchos de estos ambientes... y quizás... alguien más? QUé pensáis?