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Día 37, 22.00. La noche muestra sus secretos

Temas cerrados pertenecientes a la semana 6 de la Corte de Invierno

Dí­a 37, 22.00. La noche muestra sus secretos

Notapor Soshi Mishi » Sab Mar 22, 2008 9:15 pm

Kakita Arimi

Isawa Koushi y Kakita Arimi

A pesar de la negativa a volver a verse a solas que había proferido el Fénix en su último encuentro, éste había accedido a entrevistarse con Arimi en pos de continuar su investigación. La bailarina eligió un lugar aleatorio del castillo donde ver a dos samurai paseando sería menos comprometedor que ver a uno entrar en los aposentos de la otra. Así que con la mano apoyada con suavidad sobre las columnas que rodeaban el honmaru, mirando las estrellas que brillaban a través de las nubes, aguardó a su invitado.
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Isawa Koushi

Koushi llegó puntual a la cita que tenía con Arimi; vestía como tantas otras veces y no se había preparado como otras veces. Caminaba tranquilo y cuando llegó a la altura de la Kakita, la saludó respetuosamente.

- Konban wa, Kakita Arimi-san. Lucís espléndida, como siempre.
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Kakita Arimi

Se volvió hacia él y esbozó una tenue sonrisa de mera cortesía. Su reverencia, más formal que en otros momentos de mayor intimidad, llevaba implícito el trato que marcaría aquella conversación.

- Isawa Koushi-sama, os agradezco que hayáis respondido a mi llamada con tal prontitud. No buscaré preámbulos ni excusas que alarguen esta situación más de lo necesario, pues es el deber lo que me ha traído aquí.

La voz de la bailarina, aunque conservaba su habitual tono dulce, estaba impregnada de seriedad y formalidad.
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Isawa Koushi

El Fénix inclinó su cabeza ante la Kakita aceptando sus palabras y acordando con ella lo que decían.

- Os escucho pues, Kakita Arimi-san.

Koushi hubiera sonreído amargamente pero se limitó a mirar a la Grulla y esperar a que prosiguiera, al fin y al cabo él había decidido que aquello ocurriera así.
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Kakita Arimi

La joven mantuvo la mirada al frente, mientras sus dedos acariciaban la superficie de madera, ensimismada en sus propios pensamientos. Su voz salió de su pequeño cuerpo en un hilo de telaraña, fino pero atrayente.

- Siento no haberos sido más sincera el otro día, pero debía meditar sobre qué podía y qué no podía deciros. Ahora podréis contar conmigo para cuanto necesitéis, pues entiendo la gravedad del asunto que tenéis entre manos.

Por un instante, sus ojos relucieron a la luz de la luna que, caprichosa, ondulaba la noche, mientras sus pupilas oscurecidas se posaban un instante en el Fénix antes de continuar.

- Sucesos terribles han acaecido en mi hogar. Kyuden Kakita ardió en un incendio... provocado. Provocado por la inquina y la ambición de alguien con oscuras intenciones. Las llamas fueron causadas por los mismos que, aprovechando el tumulto, robaron un importante nemuranai. Nuestros magistrados pudieron seguirles la pista hasta este mismo lugar. En tierras Fénix se centra ahora la investigación de mi gente, y creemos que todavía se encuentran aquí.

Arimi dejó escapar un suspiro y se arrebujó un poco más en su capa, aterida por el frío que azotaba la noche.

- Ahora esa creencia se ha convertido en hecho, dado lo que hablamos la pasada noche. Si el nemuranai ha sido corrompido, como dijisteis, y se trata de nuestra posesión, afrontaríamos un problema de mayor gravedad si cabe.
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Isawa Koushi

El Isawa escuchó con atención las palabras de Arimi, el rostro sombrío y la expresión atenta. Lo escuchaba confirmaba sus sospechas y, además, le provocaba más preocupación.

- Agradezco que confíeis en mí, Arimi-san; no tenéis por qué excusaros ya que actuásteis tal y como se espera de un samurai prudente. Dijo Koushi con una inclinación de cabeza. En cuanto al nemuranai todavía podemos albergar esperanzas de que se trate de otro artefacto el que se ha corrompido ya que no pudimos determinar cuál era el objeto del Ritual ni sobre qué se realizó. Lamentablemente acerca del robo y la investigación que se sigue he de deciros que perdí las pistas hace tiempo; cuando llegué investigué el asesinato de un Magistrado Grulla y obtuve ciertas pistas que me indicaban que su asesino provenía o tenía su escondrijo en la costa. No era suficiente en ese momento pero después pude relacionarlo con otros hechos que, sin embargo, siguen sin proporcionarme una idea clara para poder seguir mi investigación.

La mente de Koushi se mostraba analítica algo que la Grulla no había percibido antes; él siempre se había mostrado más intuitivo y emocional y aquella faceta era desconocida mayormente para Arimi.

- ¿Podría saber cuál era el nemuranai al que hacéis alusión? O, al menos, sus propiedades.
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Kakita Arimi

- Eso es algo que todavía no he averiguado, pero que si deseais saberlo así lo haré. Respecto a Kitsune Aoshi-san y su cita con Doji Ameiko-dôno, me parece que va a ser algo más complicado, al menos en cuanto a burocracia se refiere. ¿Existe alguna posibilidad de que concertarais una cita entre él y yo, para tratar este tema y encontrar un día apropiado en que pudiera reunirse con mi señora?
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Isawa Koushi

- Contad con ello, Arimi-san. Kitsune Aoshi es un samurai sencillo y humilde, sincero, jovial y sabio a su manera; os lo digo porque debéis esperar de él lo que os cuento y más, pero con una mente abierta. Además, si aceptáis un consejo, recordad que vuestra familia y la suya han tenido desaveniencias en el pasado y al no conoceros puede que no se muestre tan abierto; sin embargo, su hermana va a contraer matrimonio con un Kakita, Shôtaro, y eso puede hacer que encontréis un tema con el que romper el hielo.
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Kakita Arimi

Una sonrisa se fue haciendo cada vez más amplia en los labios de la bailarina.

- Sí, Shiiko-chan siempre es un buen tema para hablar con su hermano. Pero me temo que no del modo en que creéis... Puede que no sea la más indicada para esta entrevista, pero me temo que sois el único apoyo Grulla con el que contáis.
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Isawa Koushi

- Sois la más adecuada para la entrevista y el tiempo lo demostrará. Dijo con tranquilidad y sinceridad el Fénix. Encontraréis el tema idóneo para tratar con Kitsune Aoshi-san sin problemas.
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Kakita Arimi

- No lo dudéis... - apuntilló sonriendo antes de volver, tras una pausa, a su semblante más serio -. Decís que las pistas os llevaron a un escondrijo en la costa. ¿Lo comprobasteis o no hubo ocasión de llegar hasta él?
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Isawa Koushi

- Lamentablemente la pista era tan débil que hubiera sido necesario el poder encontrarla justo después de los hechos; teniendo en cuenta que en la costa se han dado casos de contrabando puntuales y que un guardia Shiba junto a un Hiruma frustraron a un grupo de ronin en aquella zona, podemos suponer que los contrabandistas que tenían relación con el robo se volverían mucho más precavidos.
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Kakita Arimi

La expresión de su rostro se mostró más pensativa si era posible.

- Es posible, pero si había transcurrido cierto tiempo entre el descubrimiento de la última pista y este suceso, quizá el nemuranai ya se encuentre lejos de nosotros... o haya caído en peores manos, si cabe. ¿Sabéis si el Fénix organizó algún tipo de patrulla por la zona para tratar de encontrar a los maleantes?
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Isawa Koushi

- Efectivamente los Shiba han patrullado las costas en busca de contrabandistas; pero se puede deducir por los resultados que los que atacaron a la Grulla se movieron hacia el interior. De hecho, lo que os he contado acerca de la corrupción de un nemuranai ocurrió en el bosque.
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Kakita Arimi

- ¿Os referís a los bosques circundantes al kyuden? ¿Tan cerca?

Su voz dejó traslucir cierto sobresalto, alarma ante la proximidad de fuerzas desconocidas de caracter oscuro.
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Isawa Koushi

- En el bosque al norte del Kyuden, exactamente. Comentó Koushi. Pero no debéis preocuparos, si están en el bosque es porque saben que no pueden salir de ahí sin que los detengamos; Isawa Mori es, junto a Shinomen Mori y Kitsune Mori el más antiguo, profundo y desconocido bosque de Rokugan. Hay multitud de lugares donde esconderse y por eso están ahí; a pesar de lo peligroso que es el bosque en sí.
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Kakita Arimi

- ¿Creeis posible que ataquen el kyuden? ¿O que realicen alguna de sus fechorías en la corte? No me siento demasiado tranquila sabiendo esto, Koushi-sama, aunque no dudo de la eficacia del Fénix para resolver estos asuntos, no me malentendáis. Pero los secretos de la naturaleza permanecen ignotos incluso para los más sabios, si las Fortunas así lo proveen...

Arimi se llevó la mano al cuello, juntando todavía más el escote de su capa para abrigarse, temerosa.
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Isawa Koushi

- No sólo estamos los Fénix con las guardas que protegen las murallas del Kyuden y los Shiba patrullando; contamos con samuráis Cangrejos, exploradores Unicornio, maestros de la espada Dragón y Grulla, guerreros León y Escorpión. ¿Creéis que serían capaces de mancillar este lugar con lo mejor de cada Clan entre estos muros?

Koushi decidió omitir el hecho de que ya lo habían hecho por encontrarlo contraproducente; mejor era intentar hacer ver a la Kakita que el sitio era seguro y que, de ser violado, no era sólo por culpa de los Fénix sino de todos los samuráis en el Kyuden.
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Kakita Arimi

- No me preocupo dentro de los muros de este palacio más que lo que nuestros anfitriones Fénix permitan, puesto que no creo que supieran de un peligro al acecho y no pidieran ayuda a otros clanes que pudieran prestársela. Me preocupa que sigan ahí, en el bosque. ¿A qué creeis que están esperando? ¿Quizá se preparen para actuar?
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Isawa Koushi

- Más bien creo que saben que salir del bosque significa su perdición, Arimi-san. Y no sólo eso, sino que incluso ahí dentro no están seguro. ¿Oísteis los rumores acerca de una partida Cangrejo junto a la Dama Miya Shizuka que acabó con un grupo de brujos? Pues son rumores ciertos ya que ocurrió así. Eso demuestra que están acorralados y es cuestión de tiempo que acabemos con ellos.
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Kakita Arimi

- Di la misma credibilidad a esas habladurías que a las que me señalaban como prometida vuestra - apuntó con cierto tono mordaz -. En cualquier caso - prosiguió tras una pausa en la que su voz regresó a un timbre neutro -, si incluso Miya Shizuka-sama y un grupo Cangrejo derrotaron a esos brujos de que habláis, no entiendo. ¿Cuántos son, que a pesar de que, según vuestras palabras, estén acorralados y ocultos en el bosque plantan cara a una dama imperial, a una escuadra de Cangrejo y resisten en la espesura de Isawa Mori? Perdonadme si esto no es así, pero no creo que estén tan acorralados como señalais.
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Isawa Koushi

- No plantaron cara, Arimi-san, sino que los Cangrejo y Miya Shizuka fueron en su busca y los cazaron. Pero no lograron detenerlos a todos. ¿Por qué? Porque quien lideraba el grupo de malhechores huyo aprovechando el caos; no dudo que los Cangrejo, grandes maestros a la hora de dar caza a este tipo de sujetos, acabe por encontrarlo.

Koushi ignoró el primer comentario al sentir un escalofrío en su cuello. Se preguntaba cuánto podría aguantar la situación sin mostrar la verdad tras todo aquello.
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Kakita Arimi

- Yo tampoco dudo de la eficacia del Cangrejo, Koushi-sama - repuso mirándole un instante a los ojos, fría, seria, antes de apartar de nuevo el rostro -. Mucho menos de la destreza de la shugenja Miya. Pero sigo sin entender cómo estos esfuerzos que pintáis con tanta magnificencia no llevan a la captura de esos malhechores. ¿Y brujos? ¿Los ladrones son brujos de sangre?
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Isawa Koushi

- No pretendía insinuar que lo hiciéseis, Arimi-san. Dijo Koushi a la Kakita tras aquella mirada. Ni tampoco he dicho que los ladrones sean brujos; de hecho creo que los ladrones estaban contratados por el brujo para llevarle el nemuranai suponiendo que el que se ha corrompido sea el que le falta a la Grulla.

El Isawa se mostraba tranquilo, sin inmutarse ante las preguntas de la Grulla ni diciendo más de lo necesario en sus respuestas.
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Kakita Arimi

Arimi inspiró y expiró sonoramente, intentando asimilar las enrevesadas porciones de información que el Fénix le proporcionaba.

- Unos brujos contrataron a unos ladrones para, según vos, asaltar nuestras tierras, hacer que ardiera mi hogar y robar el nemuranai de la Grulla, si es que se trata de nuestra posesión. Brujos de sangre que han sido, en parte, cazados por la patrulla Cangrejo... Bien, Koushi-sama. Creo que he conseguido entender en parte el asunto. ¿Hay algo más que queráis que averigüe?
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Isawa Koushi

- Sólo lo que os pida el honor y lo que vuestros Señores estimen, Arimi-san. Dijo Koushi respetuosamente ya que era consciente que, a pesar de todo, cabía la posibilidad de que Arimi le ayudase si él insistía lo suficiente. Yo no puedo seguir investigando el asesinato de vuestro Magistrado pues di mi palabra a vuestro Clan de que no lo haría hasta que me lo pidiéseis. Mis superiores lo han entendido y por ello puedo seguir con otros asuntos que me atañen. Si os pido que cuando sepáis qué nemuranai fue robado de la Grulla, me lo comuniquéis en caso de poder hacerlo ya que me ayudaría en mis indagaciones.
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Kakita Arimi

La joven asintió en silencio, y tras hacer una grácil reverencia, se permitió posar sus ojos en los del Fénix por un instante. Un interrogante se dibujó en sus labios, pero inmediatamente los apretó con fuerza y se alejó del lugar, con paso quedo pero rápido.
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Isawa Koushi

Koushi se quedó mirando cómo la silueta de Arimi se perdía entre las columnas del honmaru para desaparecer completamente al poco.
Sus ojos fijaron su atención entonces en el suelo y dejó que su mente vagara, alejándose de aquel lugar donde momentos antes la bailarina había estado; en unos días todo había cambiado para ellos y sabía que mucho más cambiaría, no sólo para la pareja - que lo haría - sino para con todos los que conocía.

El Isawa marchó entonces para sus aposentos; aún tenía mucho que estudiar, planes que trazar y rituales que realizar.
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