Imperio Esmeralda

- Me alegro. Hablais, creo entender, del teatro, ¿no?

Miré a Aketsu y negé con la cabeza, mi sonrisa aún seguía en mis labios.

-"En compañía de un samurai, Aketsu-san. En el teatro estaba rodeada de personalidades y escorpiones"

Saqué un libro de mi bolsito y se lo enseñé a Aketsu.

-"En este teatro sí que he estado relajada"

- ¡Ah! Dijo Aketsu y se rascó la nuca. Después tomó el librito de Iwame y le echó un vistazo. ¿Qué cuenta?

Le tendí el libro a Aketsu quien lo miró con curiosidad. Sonreí antes de recordar un poco.

-"Este en concreto trata de Isawa Tokiro-sama y Soshi Nubeko-sama, dos magistrados que están detrás de la pista de una serie de robos extraños. Ya casi me lo he leido, no te desvelo el final por si lo quieres leer"

Sonreí, miré alrededor y dí un giro sobre mí misma. Me llevé un dedo a mis labios y miré de reojo a Aketsu antes de sonreir.

-"¿Puedo preguntaros por vuestra opinión sobre Hiruma Haohmaru-sama?"

Aketsu miró el librillo curioseando sus páginas.

De Magistrados ... qué curioso.

Ante la pregunta de Iwame, el Shiba sonrió como haría alguien que recuerda a un amigo.

- Hiruma Haohmaru es uno de los samuráis más íntegros y sinceros que conozco en la Corte; además es duro como una piedra - qué os voy a decir que no sepáis tras la Sexta Prueba de la Lanza - y con Cangrejo como él uno se siente más seguro. Además ...

El Fénix se calló y sus ojos se entrecerraron un poco, quedando su boca en una mueca bastante ridícula al aparecer cierta sonrisilla socarrona en ella.

- Jis jis jis ...

Asentí, observando cómo Aketsu hojeaba el libro.

-"Hai, suelen traer enigmas y misterios, el tema que más me gusta, los amoríos no son mi fascinación precisamente."

No, no lo eran, no creía en ellos, era una posibilidad pero no la creía para mí, me centraba en un terreno más conocido y estable. Miré a Aketsu, asistiendo a sus palabras, aunque su risa última me desconcertó un poco.

-"¿Además...?

Aketsu se tapó la boca con el dorso de la mano y negó con la cabeza.

- No, nada, nada ... Sólo recordé una anécdota muy graciosa que me contó Hiruma Haohmaru una vez. Os la contaría, pero no tengo gracia. El Shiba pareció reponerse al fin de su risilla. Ahem ...

El Fénix levantó su mano como pidiendo un momento y después de volver a carraspear siguió.

- Pues eso, que es un samurai muy capaz. ¿Preguntais pr algo en particular?

Miré suspicaz y de reojo a Aketsu, un ligero gruñido desaprovador surgió de mi garganta, como un inicio de rugido, pero sin llegar a este. Inspiré y alcé las cejas mientras sonreía en un gesto de inocencia.

-"En esta Corte me casaré, de eso estoy segura, tengo que elaborar una lista de candidatos que ofrecer y comparar con los que me sugieran. Quería terminar de informarme sobre Hiruma Haohmaru-sama."

Miré a Aketsu ladeando suavemente la cabeza, para mirar a continuación sobre la muralla.

-"Dudo que fije en mí esa meta, y también que mis superiores lo aprueben, pero a pesar de todo cuento con esa posibilidad"

- Sin duda es buen candidato, Iwame-san. Es más, si queda vencedor en la Prueba de la Lanza de Bishamon no os extrañe que os salgan competidoras; aún así, seguro que vos estaríais en primer lugar para cualquier samurai que se precie.

Sonreí, agradecida, Aketsu era un buen samurai, le deseaba suerte en su camino.

-"Hai Aketsu-san, lo es, se lo gana con tesón y esfuerzo. Pero me temo que os equivocais, no soy la primera candidata, hay otras que relucen más, lo que sí tengo claro es que yo reluzco de otra forma, más natural"

Miré al cielo, suspiré y sonreí algo melancólica pero serena.

-"No me hago ilusiones Aketsu-san, hay cosas más importantes que el amor"