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No hay dos copos de nieve iguales. [Día 36; Hora de Hida]

Temas cerrados pertenecientes a la semana 6 de la Corte de Invierno

No hay dos copos de nieve iguales. [Dí­a 36; Hora de Hida]

Notapor Ran » Vie Mar 21, 2008 8:46 pm

Isawa Koushi

Kakita Arimi e Isawa Koushi.


Dos días atrás, el Fénix había hecho patente su deseo de citarse con su amante en algún lugar discreto, tan alejado de miradas como fuera posible y a una hora poco habitual; quizás hubiera sido demasiado precavido pero algo le decía que prevenir era curar.

El lugar elegido, sin embargo, no era el menos concurrido como él ya sabía pero aún así dudaba que justo antes de acostarse alguien fuera a rezarle a Benten, Fortuna del Amor Romántico. Aquel detalle era el detalle que se permitiría Koushi aquella noche, una deferencia hacia la bailarina que creía necesaria.

Envuelto en sus oscuras ropas que utilizaba para tales encuentros semifurtivos y que cumplían la doble misión de protegerle de miradas y del frío por igual, el Isawa esperaba frente a la representación de Benten, orando.
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Kakita Arimi

Abandonó la casa de té con una mezcla de tristeza y nerviosismo. El recuerdo que guardaría en ella de esa noche sería incólume, pero ahora se dirigía en cuerpo y pensamiento a una cita largamente esperada. Si bien durante la cena de preparación del Festival Shiba se había sentido ligeramente molesta por la actitud pacificadora del Fénix en referencia a la Escorpión. Sin embargo, había apreciado el gesto que tanto significaría para su carrera, aunque tuviera que compartirlo con otras.

Dejó la silla de mano a varios metros de la capilla, y recorrió el resto del camino a pie, envolviéndose en su gruesa capa de paño mientras el viento adhería las telas a su fina piel.

El cambio de temperatura fue notable, y cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra de la capilla, pudo distinguir la silueta recogida y en paz del Fénix.

Caminó despacio, intentando no hacerse oir, hasta llegar a su espalda. Lentamente, se acercó a su oido, permitiendo que su cabello rozara la espalda del shugenja.

- Os veo entregado a la oración, Koushi-sama, confío no interrumpiros.

Su voz no fue más que un susurro quedo, antes de volver a erguirse y despojarse de su capa. El kimono azulado resultaba más oscuro con poca luz, y su silueta resaltaba en el parpadeo de las velas.
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Isawa Koushi

Koushi sonrió cuando Arimi susurró en su oído. Eran aquellos momentos los que echaría de menos en el futuro.

- Vos nunca me interrumpíis y bien lo sabéis. Dijo el Isawa girándose para encarar a la Grulla. Además, mis oraciones terminaron en cuanto los espíritus del Viento me dijeron que veníais; ellos saben que me desvelo por vos y me hablan, reconfortándome y contándome vuestras muchas virtudes.

Los ojos del Fénix brillaban a la luz de las velas, sincero en sus palabras y calmo como el aire de la Capilla.
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Kakita Arimi

Arimi dejó escapar una leve carcajada, tintineante como un cascabel.

- Vaya, es difícil sorprenderos, aunque si me lo propusiera, seguramente lo conseguiría.

Con un tono de voz más serio, prosiguió.

- Espero que vuestras palabras no sean más que un cumplido, pues no ignoro que os ocupan asuntos importantes y no me gustaría que os distrajerais por mi motivo.

Sus palabras estaban llenas de preocupación, y una sincera mirada de interés ahondó en los ojos del Fénix.
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Isawa Koushi

- Seguro que lo lograríais, Copo de Nive-chan, como bien decís sólo tenéis que proponermelo. Poseéis la capacidad que sólo pocos tienen de ser especiales en todo lo que hacéis y eso hace que el asombro os acompañe.

Koushi sonreía afablemente, quitando gravedad a las palabras de Arimi y, sin embargo, algo en su mirada le decía a la Kakita que no había errado en su suposición.

- Tengo asuntos pendientes, sí, pero algunos os atañen así que vuestra compañía es la mejor que alguien como yo podría esperar. Siempre. El Fénix se giró para que ella pudiera sentarse junto a él y poder disfrutar de la presencia de Benten. He estado ocupándome del Festival Shiba y he de decir que casi no tengo trabajo dado que comprendo que es mejor dejaros que elijáis vuestra propia actuación; yo no entiendo de arte como vos y por ello seguro que sabréis deslumbrar a la Corte con vuestro baile y nadie diría que nunca habéis participado en el Festival Shiba. ¿Podéis adelantarme ya algo de lo que preparáis?
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Kakita Arimi

Arimi se sentó al lado del Fénix, mientras su corazón palpitaba por la cercanía y la soledad de aquellos parajes. Miró al altar, y la mitad de su rostro se sumergió en las sombras de la oscuridad.

- Ofushikai. He pensado en encarnar el alma de Shiba tras su muerte, justo cuando se une a la espada ancestral de vuestro clan. ¿Qué opinais? ¿Soy lo bastante etérea para representar el alma de un kami?

Sus ojos se posaron de nuevo sobre los de Koushi, y una chispa brilló en sus pupilas.
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Isawa Koushi

- Yo, que trato con los kami de los elementos, que he estudiado la historia de mi Clan desde los tiempos de la Tribu de Isawa, que soy uno con el viento y conozco lo etéreo, que he tenido el placer de conocer de lo que sois capaz, os digo: Sí. Koushi asintió a la propuesta de Arimi. Sin embargo, había un problema que no sabía si podría solventar. Aún así, Arimi-chan, me duele el recordaros que, salvo en mi caso, las demás interpretaréis a Oni.

Los ojos de Koushi subieron por si Arimi se ruborizaba por el despiste. No era nada importante, pero no quería que ella se sintiera mal junto a él.

- Aún así, si lo estáis preparando no deberíais dejarlo caer en el olvido y en esta Corte podríais representarlo si tenéis una nueva oportunidad. Yo podría ... El Fénix no terminó la frase al darse cuenta lo que había estado a punto de decir y que era uno de los temas que le habían llevado a citar a la Grula.
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Kakita Arimi

El rubor cubrió por completo el rostro de la bailarina. Se levantó como por resorte y caminó un par de pasos mientras intentaba enmendar su error. Su mente vagaba por mil recovecos diferentes mientras sentía la rabia de su madre crecer en su interior. Aquel detalle se le había pasado por completo, y bien que Koushi hizo hincapié en que serían oni. Pero su pregunta la había desconcertado.

Recopiló las leyendas en que se había basado para extraer esa idea. Pero la voz abandonó su cuerpo trémula, contenida.

- En ese caso, me gustaría encarnar al Primer Oni. Si no tenéis inconveniente, claro.

La espalda de la joven se estremecía, mientras sus pequeños puños se apretaban con fuerza.
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Isawa Koushi

- ¿Conocéis la historia del Primer Oni y su relación con Shiba-kami?

Dijo Koushi calmadamente, visto que Arimi podía rehacerse rápidamente.
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Kakita Arimi

- He... tenido oportunidad de leer algo, pero no he profundizado en esas historias. Sé... cuanto os he dicho.

Apretó las manos hasta que notó las uñas clavándose en su piel. Y de repente se relajó. Deglutió hacia su interior todos esos sentimientos que no podría expulsar y que jamás conseguiría hacer aflorar ante nadie. La rabia se desvaneció, su mirada perdió el aire turbio, y se giró hacia Koushi, relajada, pero seria.

- ¿Querríais explicarme algo más que pueda ayudarme en mi preparación?
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Isawa Koushi

- Claro que os explicaré lo que queráis, os contaría la historia de mi Clan si me lo pidiéseis.

Dijo suavemente Koushi, con un tono cariñoso y sincero en sus palabras.

- ¿Os ocurre algo, Arimi-chan? Preguntó sin más el Isawa, tomando las manos de ella entre las de él. Puedo sentirlo.

Koushi tenía sus suposiciones al respecto y seguramente coincidieran en tales preocupaciones.
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Kakita Arimi

Arimi se tranquilizó al sentir el tacto de las manos del shugenja entre las suyas, y por un momento parecía a punto de desmoronarse.

- Me... me conocéis, Koushi-san. Soy Grulla, busco la perfección en cada faceta de mi vida, y cuando me dais la oportunidad de promover mi carrera, cometo una equivocación como ésta...

Su rostro tenía una sombra de cansancio y orgullo.

- Por un momento me sentí privilegiada no sólo profesionalmente de que me eligierais para el festival, sino también... creí ver algo que no sé si existe ya, y cuyas dudas comenzaron cuando vi a todas esas samurai-ko en la cena de la pasada semana. No me malinterpretéis, pues no son celos. Es simplemente... no lo sé bien -terminó susurrando.
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Isawa Koushi

Allí estaba. Koushi tragó saliva conceptualmente ya que comenzaba el problema antes de lo esperado.

- Buscar la perfección no es conseguirla sin fallar. Es fallar y alzarse sobre el error. Al menos así lo veo yo. Si fuera un fallo que no tuviera solución, irreversible y trágico, podríais lamentaros pero incurriríais en un pecado: el arrepentimiento. Sois Grulla, sí, y eso significa que buscáis la excelencia y que la encontraréis tarde o temprano.

El tensai comenzó animando a Arimi para que sus siguientes palabras fueran tan bien recibidas en principio. No sabía cómo iba a hacerlo; estuvo preparándose para aquello desde hacía días y llegado el momento se veía con que nada de lo planeado valía, sólo la improvisación y la naturalidad.

- Arimi-chan, os invité a la cena y, por supuesto, a participar en el Festival porque me sois preciada. Claro que fue por eso, pero sobretodo porque sé que vuestra presencia sería lo mejor que puede ocurrirle al Festival; incluso sin conoceros buscaría vuestra ayuda ya que sois una artista con una carrera llena de éxitos en el futuro. El Isawa hablaba sinceramente, con la verdad en sus palabras y en su mirada. Por ello, si tenéis un lugar en mi corazón, ¿cómo no pediros que me acompañéis incluso a sabiendas de que me arrebataréis el protagonismo? Simplemente porque es lo que os merecéis.

Koushi suspiró tranquilamente; debía centrarse, no podía cubrir de cumplidos a Arimi y nada más. También tenía que decirle más cosas.

- La cena era la formalización de todo aquello, como bien sabéis. Y, sin embargo, sé que no estáis al margen de lo que ocurre en la Corte. De seguro que ya conocéis las consecuencias de aquella cena y lo que dicen sobre mí. Arimi-chan, no recuerdo haberoslo dicho antes y quizás cometiera un error, algo que pretendo enmendar ahora. Mi nombre y mi reputación no son precisamente buenas; a veces mi nombre va asociado a hechos oscuros y vergonzosos, de tal forma que por ello a veces temo manchar lo que tengo a mi vera.
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Kakita Arimi

Las palabras del Fénix fueron haciendo mella en el semblante de la joven, que deslizó suavemente sus manos de la tierna presa que él hacía sobre ellas. Cuando concluyó su explicación, Arimi se dio la vuelta y miró hacia el altar. Los inciensarios derramaban su aroma en el ambiente, dando a la escena un aire de ensueño.

O de pesadilla...

- Sé que soy buena. También sé que con disciplina y entrenamiento seré mejor, pues el camino que se abre ante mí es largo y si me empeño, conseguiré llegar al final que me corresponde. Os agradezco sobremanera la oportunidad que me estáis brindando, Koushi-san...

Se giró hacia él y en sus ojos había un brillo acerado.

- Pero como bien decís, no soy ajena a lo que los mentideros de la corte murmuran sobre vos, y vuestra explicación les da todavía más veracidad. Sed sincero conmigo. ¿Estáis prometido a alguna de esas samurai-ko? Si queréis enmendar vuestro error, este es el momento de hacerlo.

La aparente fragilidad de su cuerpo era desmentida por la firmeza de su voz y su rostro.
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Isawa Koushi

Koushi mantenía el rostro grave dadas las circunstancias, aunque guardaba cierto toque de amabilidad en sus rasgos imposibles de ocultar en aquellos momentos. Entonces, cuando Arimi le hizo aquella pregunta, a putno estuvo de reír pero considerando la situación se limitó a sonreír.

- ¡Por las Fortunas, no! Nadie me querría de prometido para su hija, ¿es que no me habéis escuchado? Con quien me relacionan es con vos, Arimi-chan.
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Kakita Arimi

Se atragantó y unas toses sacudieron su delicada figura. El rubor cubría sus mejillas habitualmente pálidas y sus ojos se humedecieron mientras pugnaba porque su ceño no se frunciera airado.

- ¿Conmigo, decís? ¿Cómo, en nombre de las Fortunas, se puede deducir de cualquiera de nuestros encuentros que soy vuestra prometida secreta? Es una afrenta directa a mi honor, al igual que al vuestro... ¿Sabéis quién cree saber más de lo que sabemos incluso nosotros y se dedica a propagar estas insensateces?
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Isawa Koushi

Koushi estuvo a punto de dejar de reprimir la risa que contenía pero sabía que aquello podría ofender aún más a la artista. La veía inocente en ese aspecto como en tantos otros. Él no había estado en muchas Cortes, nunca dede luego en una Imperial, pero sabía lo suficiente de las relaciones sociales como para comprender que los rumores eran un aspecto más de las mismas.

- ¿Quién? Pues alguien celoso de vos, desde luego. No creo que nadie sienta celos de mí ni me busque ruina porque poca importancia tengo dentro de la escala política y cortesana, al fin y al cabo un shugenja salvo en contadas ocasiones, no pasan de ser consejeros espirituales o guardianes de las bibliotecas. Salvo en mi Clan, claro. Dijo seriamente el Isawa aunque en su interior aún sonreía. Pero vos, mi dama, sois una bailarina, traéis gloria a vuestro Clan y familia, os movéis por ambientes cortesanos y os codéais con ilustres samurai. Tomad como ejemplo vuestra última representación. Pues ahora pensad quién puede querer arruinar vuestra reputación y quizás, sólo quizás, podáis saber quién inició el rumor.

El Fénix se quedó mirando a los ojos de Arimi fijamente y sólo un parpadeo involuntario rompió el momento.

- Pero no seáis ni impaciente ni temeraria; averiguar de dónde procede un rumor es peligroso ya que os exponéis. Yo no le doy importancia al mismo ya que, aunque es mi nombre el que ha salido a la luz, no voy a permitir que me afecte. Prefiero esperar y ver si vuelven a atacarme para asegurarme que no es nada contra mí y entonces buscaré a quien trate de manchar vuestro nombre sin que esperen que sea yo vuestro paladín. Si de veras queréis seguir adelante buscando vuestro enemigo político, buscad antes aliados.

Antes de dejar a la Kakita que digiriera lo que le había dicho, añadió algo más.

- Y sabed algo, Copo de Nieve-chan. No es necesario estar presente en nuestras citas para deducir que hay algo entre nosotros. Cualquiera que ponga atención en vos o en mí, sólo ha de esperar que se crucen nuestras miradas para ver el brillo en ellas; un gesto casual para nosotros que creemos que es secreto y personal, puede ser un anuncio para el ojo experto. La última vez que nos vimos a solas traté de deciroslo, amada mía, ¿lo recordáis?
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Kakita Arimi

El enfado de la bailarina fue decreciendo hasta convertirse en una calma controlada. Volvió a sentarse junto al tensai y se miró las manos con gesto pensativo, mientras reposaban una sobre otra.

- Lo recuerdo. Pero dado que yo no busco perjudicar a nadie en esta corte, me resulta muy poco gratificante verme correspondida con celos y envidias. Desde luego, la mejor manera de derrotarme no es difamar mi nombre, sino ser mejor artista que yo...

Una risa divertida abandonó la garganta de la joven, y miró traviesa a Koushi por el rabillo del ojo.

- Es difícil ser mejor bailarina que yo, no me extraña que haya quien recurra a infamias para intentar destruír mi carrera. Lamentablemente, me temo que estos rumores tienen el valor que cada uno les da. Y quienes quieran prestarles oídos serán igual de necios que aquel que los creó. Sinceramente, la mejor manera de derrotar a estas personas es darles la credibilidad que merecen. Ninguna - hizo una breve pausa, tras la que su sonrisa se hizo menos notable -. No obstante, seguiré vuestro consejo, aunque ya lo había hecho propio antes. Mi búsqueda de aliados no ha cesado, y espero poder contar con vos de la misma manera que vos tendréis mi mano siempre que necesiteis su ayuda.

Arimi posó una mirada sincera y las yemas de sus dedos acariciaron la mejilla del Fénix con sutileza.

- Sé que nunca me traicionaríais...
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Isawa Koushi

Koushi escuchó a Arimi aunque apenas prestó atención a lo que decía, se permitió el lujo de escuchar sólo el sonido de su voz. Cuando ella le acarició, volvió a la realidad y sonrió tranquilamente.

- Claro que no, querida.

De repente, como si recordase algo, el Isawa abrió la boca como para decir algo. Era uno de los motivos secundarios que le había llevado allí y, dado que no tenía valor aún para decirle a Arimi lo que iba a decirle y que seguro que le estropearía el resto de la velada, optó por sacar el tema en ese momento.

- Arimi-chan, hay algo que quisiera preguntaros en tanto que sois Grulla y por ello quizás sepáis.

El Fénix esperó que la Kakita le diera permiso para preguntar para plantearle la cuestión que rondaba su cabeza los últimos días.
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Kakita Arimi

Arimi alzó las cejas y sonrió sorprendida.

- Preguntadme, pues me halaga que creais que sé algo que vos no sabéis, siendo un hombre sabio e instruído.

Su mano abandonó su mejilla y se posó sobre su regazo, tranquila y frágil como el ala de una paloma.
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Isawa Koushi

- Instruído, puede, pero sabio estoy lejos de serlo. Además, lo que quiero preguntaros va más en relación a información casual que a estudios. Dijo Koushi tranquilamente, sonriendo a Arimi. Quisiera preguntaros si sabéis de algún nemuranai que le haya sido sustraído al Clan Grulla. O sea, ¿sabéis de algún robo importante en vuestro Clan?
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Kakita Arimi

Un repentino velo se alzó entre ambos, y las facciones de Arimi se tensaron apenas perceptiblemente.

- ¿Un nemuranai? ¿Por qué lo preguntáis, Koushi-sama?
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Isawa Koushi

- Lo pregunto, Arimi-sama, porque ando investigando cierto asunto que, me temo, tiene relación con un robo de nemuranai. Sin embargo, me encuentro con dificultad de seguirle el rastro ...

El Fénix estuvo a punto de añadir algo más pero se abstuvo. Su voz no había dejado de ser dulce pero la Kakita supo que el shugenja había reaccionado a los gestos y palabras de ella, sobretodo a las últimas. El sustituir el apelativo -san por el -sama pareció ser suficiente para él como para ponerse en guardia.
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Kakita Arimi

Arimi giró la cara, mirando al frente, y después deslizó su mirada hasta sus manos recogidas.

- Me temo que podría seros de mayor ayuda cualquiera de los miembros de la comitiva Grulla que yo. Mi misión en la corte es apoyar a mi clan por encima de todo, pero si hay alguna investigación abierta no soy yo la encargada. Es más, ni siquiera creo que contaran conmigo. Mis dotes en ese sentido son... limitadas.

Una sonrisa algo triste estiró sus labios pálidos.
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Isawa Koushi

Koushi negó suavemente con la cabeza.

- Eso podría ser cierto de no ser porque esos samurai Grulla a los que me remitís no parecen querer ayudarme; no quiero comprometer vuestro honor, Arimi-chan, pero si esto sigue así tarde o temprano la Grulla lamentará su hermetismo. No pretendo sonsacaros más de lo que estéis dispuesta a decirme sino que sólo aspiro a obtener las respuestas de alguien de confianza; os aseguro que tarde o temprano voy a obtenerlas ya que no contemplo el fallar en mis deberes como una posibilidad.

La Kakita sabía ya que su amante estaba involucrado en algo más que ser un anfitrión u ocuparse del Festival Shiba y en aquel momento ya podía obtener pistas muy claras de tal propósito. Al parecer investigaba algo.
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Kakita Arimi

Arimi dejó escapar un suspiro entre sus labios.

- No puedo contaros lo que no sé, Koushi-san, pero sí puedo intentar saber antes de contaros. Dejad que haga algunas averiguaciones y quizá pueda seros de mayor utilidad. Pero no os prometo nada. Mi clan, como el vuestro para vos, es lo primero en mi vida.

Pronunció las palabras con cautela a la par que con cierta esperanza. Quería ayudar al shugenja, pero debía tomar precauciones para hacerlo.
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Isawa Koushi

- Lo sé. Dijo Koushi con tranquilidad ya que él mismo actuaría de igual forma. Por ello, y para que comprendáis que no pretendo mal alguno, os diré que cuando preguntéis debéis hacer saber a los vuestros que un poderoso nemuranai ha sido corrompido y que posiblemente no se pueda recuperar. Si a la Grulla se le había robado algo de importancia, casi podéis darlo por perdido.

Quzás fue demasiado duro pero sentía que los Grulla habían sido negligentes en sus investigaciones. Recordaba a Doji Kitamura y a Doji Igime y como ambos prefirieron hacer las cosas sin contar con su ayuda; sólo Yuki, ahora una Escorpión, quiso aceptar su ayuda en algo que podría tener relación. Eso le recordó que bien podría acudir a ella.
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Kakita Arimi

- ¿Corrompido?

El horror hizo presa de su rostro y de su voz, hasta que las lágrimas casi nublaron sus ojos.

[color=cyan]- Lo... lo tendré en cuenta cuando hable con mis hermanos, Koushi-san. Espero que no sea demasiado tarde para atrapar a quien usurpó nuestra posesión. No me parecería justo preguntaros nada al respecto, sabiendo que os puedo ofrecer tan poco.

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Isawa Koushi

- Si es el nemuranai que se ha corrompido es el de la Grulla es algo que aún no sé; sobretodo porque no sé qué ha perdido vuestro Clan. Vine a la Corte a investigar el caso de un Magistrado Grulla asesinado el cual no se había presentado formalmente; tenía pistas pero no pude avanzar ya que samurai de vuestro Clan me hicieron desistir al considerarlo un asunto propio. Más tarde supe el destino de un artefacto mágico y creo que está relacionado; estoy investigando esta posible relación pero no sólo con la Grulla si bien he podido descartar algunso Clanes ya.

Koushi negó con la cabeza y casi estuvo a punto de suspirar. En su rostro podía leerse cierto cansancio espiritual que no físico.

- Si este asunto tiene que ver con vuestro Clan, podéis hacer lo siguiente. Pedidle a la esposa de vuestro Campeón, Doji Ameiko-dono, que se entreviste con Kitsune Aoshi-san. Él podrá ayudaros tanto como yo y la ascendencia común de ambos será una salvaguarda de honor y confianza.
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Kakita Arimi

Arimi parpadeó asimilando las palabras del Isawa. Meditó un instante sobre ellas, antes de mirarle de nuevo y encogerse suavemente de hombros.

- Intentaré hacer las averiguaciones que mi estatus me permita, sin mancillar mi honor ni caer en el intrusismo. Cuando sepa algo más, hablaré con vos. Mientras, espero que tengáis suerte con vuestra investigación.

Se levantó lentamente mientras alisaba la seda de su kimono.

- ¿Me habíais demandado por alguna otra cosa?
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Isawa Koushi

- No, Arimi-chan, para nada más. Dijo Koushi tranquilamente y cuando parecía que se iba a despedir, añadió algo mientras se giraba hacia la estatua de Benten. Salvo que sería conveniente que no nos viéramos más a solas.

La voz del Fénix no sonó tan dulce como otras veces si bien no había dureza en ellas; no eran rudas o crueles, ni bellas o complacientes. Eran palabras sinceras con todo lo que conllevaban.
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Kakita Arimi

Ella se levantó lentamente, sin que hubiera más sonido que el crujir de sus sedas acompañando cada uno de sus gráciles movimientos.

- Bien, Isawa Koushi-sama. En ese caso, encontraré la manera de haceros saber lo que averigüe evitando estos encuentros.

Tras realizar la más formal de las reverencias que el tensai le había visto hacer, Arimi abandonó la capilla para regresar en su silla de mano al palacio.
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Isawa Koushi

Tras la marcha de Arimi, Koushi se quedó meditando y rezando ante la Fortuna del Amor Romántico. Ella, más que nadie, seguro que entendía los actos del Isawa y los aprobaba; si no era así, poco le importaba ya al tensai ya que no se arrepentía de lo que había hecho. Prefería equivocarse a pecar.
El tiempo, si era justo, le daría la razón.

No mucho después, Koushi regresó a sus aposentos e intentó conciliar el sueño algo que le llevó más de lo esperado.
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Soshi Mishi

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