Imperio Esmeralda

Kitsune Aoshi, Akodo Iwame y quien esté en el dôjo.

La conversación con el escorpión no fue agradable, si bien con otros simplemente era difícil. Necesitaba relajarme y aproveché que estaba vestida cómodamente para acercarme al dôjo. Lo miré, me descancé y entré, eligiendo un bokken a mi gusto.

Hice algunos ejercicios de calentamiento y comencé una kata de forma suave para continuarla de forma enérgica, mi rostro contraído en una furia desatada, algún grito suelto para canalizar el ki, liberarme de lo que me sobraba.

Los últimos acontecimientos le habían demostrado a Aoshi que había dejado demasiado abandonado su entrenamiento con la espada. Era hora de enrenar un poco.

Había alguien más... una mujer... una León entrenando en la misma sala que él había entrado. Se limitó a hacerle una reverencia, seca y seria y a ignorarla. No quería roces con los Leones, que ya tenía suficientes problemas y aquella gente andaba tensa con sus asuntos con los Grullas.

Aoshi le dio la espalda y empezó a mirar las espadas de entrenamiento de diverso timpo pensando en cual tomar

En uno de mis giros, teniendo el bokken alzado, ví a un samurai, le miré, me hizo una reverencia, bajé los brazos y se la devolví. Ya estaba más tranquila, ví cómo se fue a elegir bokken. Observé el color de su kimono, su mon, parecía Kitsune. Me acerqué un poco.

-"Disculpe Kitsune-sama, me llamo Akodo Iwame, no quiero ser atrevida, pero es la primera vez que le veo"

Andaba con todo el tacto que podía, no parecía muy colaborador y no quería molestarle tampoco.

Buf.... Un escalofrío subió por la espalda de Aoshi.

Se giró. Repitió la reverencia.

-Mis respetos, honorable Akodo Iwame-sama. Mi nombre es Kitsune Aoshi, de la comitiva del Zorro. Es un honor. Su voz sonó neutra y un poco hosca. No quiero hablar contigo, León, parecía decir

Mi sensación era correcta, algo pasaba. Sonreí, amable, a pesar de todo.

-"Un bokken es algo personal, Kitsune Aoshi-sama, pero si teneís a bien puedo recomendaros uno. Y si no os parece mal, entrenar con algo que se mueva y devuelva los golpes"

Esperé, si no obtenía una respuesta positiva, como hasta ahora, me retiraría, pero para usar otra tactica. Sentía curiosidad, respeto, pues era la primera vez que coincidía con ese samurai.

- Escucharé vuestro consejo. Seguro que entendéis más de espadas que yo. Y de bokken. - Aoshi pese a la cortesía, era claramente reticente. No creo estar a vuestra altura, honorable Akodo Iwame-sama. Os estorbaría en vuestro entrenamiento.- Aoshi se mantenía serio

Miré a Aoshi, evaluando con ojo crítico, luego los bokkens, cogí varios y los agité suavemente, devolviendolos todos excepto uno.

-"Este me parece acorde a vuestra complexión Kitsune Aoshi-sama, sois libre de aceptarlo o elegir otro, no me molestará en absoluto."

Esperé un poco, para ver qué decidía, sonriendo, estaba ya calmada y mi buen humor era difícil de estropear.

-"De todo se aprende, Kitsune Aoshi-sama, dudo que seais un estorbo, pero entenderé que querais practicar a solas. Quien no quiere estorbar soy yo."

Eso me recordó a cierto samurai impertinente y desagradable.

-"Ya me gustaría a mí darle de bokkens como a una estera a cierto escorpión maleducado que..."

Murmuré sin darme cuenta, aunque audible, hasta que reaccioné y me ruboricé un poco, sonriendo enseñando mis dientes blancos en una mueca algo cómica.

Aoshi enarcó una ceja.

- No es buena idea enemistarse con los Escorpión...-calló súbitamente- Perdón. Yo no soy quien para deciros con quien llevar vuestros tratos. Mis disculpas, gomen kudasai. Aoshi le dirigió una reverencia.

Agité una mano restandole importancia al asunto. Devolví la reverencia.

-"No me llevo mal con ellos, sólo que no me gusta uno. Algo natural, no puedes gustarles a todos ni todos te pueden caer bien Kitsune Aoshi-sama"

Hice una reverencia, sonreí, suspiré. Había dado mis pasos, pero podía ser que debiera aplicar mis propias palabras.

-"Shoshuro Mariko-sama tiene una buena conversación, Bayushi Kahei-sama es interesante. Bien, no quiero aburriros ni entreteneros Kitsune Aoshi-sama"

Sonreí lacónicamente, me daba la impresión que el Kitsune era agradable, pero si no estaba tenso. Hice una reverencia y me alejé con rostro melancólico. A unos cuantos pasos del Kitsune y tras suspirar comencé a mover el bokken suavemente.

Quizás era demasiado duro con aquella mujer, aunque fuese León. Incluso Matsu Saro le llegaba a asustar a veces. Y no confiaba nada en ellos, de rápida y grandiosa ira. Pero Iwame no parecía peligrosa por sí misma.

- Yo conozco a Shosuro Mariko-sama. Y a Bayushi Kahei-sama. Dijo tímidamente a la espalda de Iwame.