Yuki se dejó hacer por su marido en silencio. Sin embargo, al cabo de un rato, retomó la palabra:

Keru kun... ¿Tú sabías que Daidôji Kitamura no es en realidad mi padre?

Me detuve un momento.

-Sospechaba algo, pero sólo era una sospecha. Suelo hablar con mi padre, y departimos como una especie de entrenamiento de cortesano: él se entera de algo que sé yo y yo me entero de algo que sabe él. Pero cuando ha surgido nuestra boda en el tema de la conversación giraba la misma en otra dirección.

No tardé en proseguir por sus hombros y cuello.

Keru kun, no acabo de entender. ¿Acaso Keizo san estaba al corriente y, de manera deliberada, te mantenía al margen de semejante información?

Y...

Tragó saliva

... ¿Estáis al corriente de quién es mi verdadero padre?

Yuki sentía las manos, plenas de calidez, de Keru sobre sus hombros, su cuello. Pese al rigor de la tela de algodón del quimono -se había negado a usar tejidos más delicados- notaba la delicadeza del tacto que su marido empleaba con ella. Recordó el terror con el que acogió de labios de Doji Kuwanan sama su aprobación de un matrimonio de Yuki con un Escorpión, cortesano por añadidura: sentía un hondo temor de que aquel enlace fuese una cárcel y una tortura.

Y sin embargo, ahora compartía en una fría mañana invernal la estancia con un hombre joven que la trataba con ternura, educación y comprensión:

Espero que sea cosa del embarazo...

pensó azorada la Daidôji ante su propia debilidad

... Pero, ¡estoy tan feliz de que Keru sea como es...!

Se giró y dirigió su mirada a los ojos de su marido.



¡Keru kun...! A estas alturas no podría mantener ningún secreto contigo. Mi... m-mi padre es... El hermano de mi padre. Es decir, mi tío. Bueno, no es mi tío, claro, porque es mi padre; así que mi padre es, en realidad, mi tío... Esto...

-¿Nisawa-sama? Vaaaya, quién lo iba a decir. Bueno, últimamente hablabas mucho con él. Aunque, claro, es tu tío. Bueno, no, es tu padre. Ha debido ser toda una revelación - para mí ya lo era, así que me imaginaba lo que podría ser - tal vez... te ha haya podido contar algo acerca de tu madre.

Yuki tuvo un reflejo irreprimible: sus hombros y cuello se pusieron tensos como si se trataran de cuerdas que soportaran un descomunal peso. Luego, de manera deliberada, liberó parte de esa tensión. Dejó que las manos de su esposo masajearan sus músculos antes de proseguir con tono ligero:

Oh, no creas que me ha dicho mucho. Por lo que sé, mi madre es Yama san: mi padre... Es decir, Kitamura san, afirma que ha muerto y Nisawa san, mi... ¡Por todos los oni del infierno!

maldijo,

... Mi padre también, dice que...

La primera vez me dijo que creía en que ella estaba viva... Y ya debía saber en qué clase de criatura abyecta se había convertido. No, no puede pensarse que alguien que ha sufrido semejante transformación siga siendo la misma a la que conoció cuando aún era humano.

Keru kun

comenzó a hablar de nuevo tras una breve pausa.

Keru kun, mi madre está muerta. No hay nada nuevo acerca de ese tema

Se puso de pie, quizás con mayor brusquedad de la que deseaba.

Debo practicar y luego darme un baño. Nos veremos, como siempre, durante la hora de la comida. Ten un buen día hasta entonces...

Se inclinó y besó con ternura y verdadero cariño a Keru en la comisura de los labios.

...Ten un buen día.

Me puse de puntillas para recibir el beso: había tocado un tema muy sensible, pero no podía evitarlo. Tenía tanta relación con mi madre que se me hacía dolorosa la pérdida de Yuki.

No te preocupes, Yuki, ahora Kyoko también es tu madre.

Y con aquel pensamiento pensé que podía echarme una horita...