Tome en consideracion las palabras de Aketsu

-Un shugenja en una capilla para una Fortuna sin nombre? No me suena coherente, creo que esa capilla es mas relevante de lo que imaginamos. Shiba Aketsu-sama tu ya has recorrido este viaje anteriormente, que tanto hace falta para llegar?

El bushi Shiba parecía sumergido en una extraña conversación con... ¿nadie?, pues ninguna persona había en los alrededores y menos cerca de ellos. Tal vez Aketsu era un hombre tocado por las Fortunas, o podía hablar - discutir, por los murmullos que dedicaba a su interlocutor - con los espíritus elementales que estarían alrededor de ellos. No obstante, Eizo no tenía de qué preocuparse estando en compañía de un yojimbo de los anfitriones.

El camino discurrió por la senda que unía el palacio con la ciudad, hasta que el bosque quedó hacia el Este, lo cual suponía ir campo a través por un campo nevado. El Akodo caminaba con expresión de fastidio, sintiendo cómo el blanco manto se filtraba a través de sus tabi; mientras Aketsu mantenía una expresión estoica, como si eso no le afectara. Cerca ya de las copas de los árboles un rastro entraba, aunque las huellas casi no podían distinguirse: parecían haber sido barridas con algo.

Estaba un poco fastidiado por el largo camino, pero finalmente parecia que habia un camino y estabamos proximos por llegar esto me reanimo y con nuevos esfuerzos y animos enfile hacia ese lugar.

-Que te parece Shiba Aketsu-sama? Parece que al fin llegamos.

- Así es, al menos llegamos a al comienzo de la segunda parte. Donde se puede complicar. Al decir aquello se acercó a las huellas y atrajo la atención de Eizo. ¿A qué creéis que se puede deber esto, Akodo Eizo-sama?

Tome un momento para analizar lo que me mostraba Aketsu.

-Tal vez la persona de la que hablabamos antes se haya cansado de visitas y esperaba que futuros viajes se vieran imposibles de encontrar con el lugar.

- Muy estúpido por su parte. No lo consideraría alguien estúpido, eso sí, sino arrogante y petulante. Vayamos con cuidado.

Eizo podía ver algo tras aquella fachada pasiva de Aketsu y era cierto interés en vérselas con el guardián de la Capilla. No era algo realmente activo, sino una sensación de querer terminar cuanto antes con un asunto.

- Con cuidado, sí.

Mucho cuidado.

Trate de poner atencion a los murmullos del Shiba, se le veia animoso hacia la llegada a la capilla, no sabia si haber elegido esa capilla como destino de su paseo habia sido lo mas correcto.

-Claro Shiba Aketsu-sama, asi sera.

Despues me detuve un poco y exprese dubitativamente.

-Hay algo que deba saber antes de llegar? Me atrevo a aventurar que algo paso la ultima vez que estuvo aqui.

Y reincie el camino.

Aketsu miró a Eizo con sus ojos apagados.

- Sí, algo pasó. El Guardián de la Capilla habló más de la cuenta y dijo algo así como que mataría a mi protegido y a mí. Nunca le digas eso a un yojimbo Shiba.

Eizo pudo comprender en aquel momento por qué aceptó ir con él hasta ese lugar. Pretendía ponerle las cosas claras al Guardián y, por supuesto, no dejar que nadie fuera solo a visitarlo.

- Os dejaré hablar con él si es que se presenta y si no hay problemas, entonces me dejaréis hablar a mí. ¿Podemos hacer eso?

Al ver al hombre a mi lado y a la seriedad con la que hablaba me pregunte como seguia aun en pie el Guardian, a menos que fuera aun mas impresionante.

-Por supuesto, no me interpondre en asuntos que tenga incompleto.

Aunque sabia por que habia aceptado ir conmigo ahora, aun tenia dudas de por que habia dudado tanto al principio.

-Shiba-sama, hubo algun motivo que impulso al Guardian a amenazarlo de tal forma o es simplemente su humor natural?

- Me dio la impresión de que es su humor natural; como dije, no me pareció alguien de fiar y los trucos que hizo para desaparecer fueron harto siniestros.