Imperio Esmeralda

Asentí a las sabias palabras de Keiko al encontrarlas inspiradoras. Luego tomé los papeles que me ofrecía, en mi mente me la imaginé unos años atrás, estudiándolos a la luz de una lámpara en mitad de la noche. Perdido en mis pensamientos rocé levemente sus dedos con los míos.

Gomen si hubiera un espejo vería mi cara del color de mi kimono. Anoté en mi mente todo lo que debía estudiar, y la predicción que hizo; busqué algo que decir lo haré porque no me puedo imaginar fallándo... fallándoos, Kitsuki Keiko-sama.

Vamos a ver, los brujos están realizando un ritual. ¿Por qué aquí y por qué ahora? Si ritual incluye sacrificar a un samurai de cada clan podrían hacerlo secuestrándolos y trayendo siete, pero es más sencillo para ellos poder elegir a su gusto con muchas opciones en un evento como la Corte de Invierno. Eso les da más candidatos a víctimas. Y por otro lado es un enorme riesgo por la seguridad existente. Para evitar toda esa seguridad está claro que debo conocer el terreno, para poder burlar a quienes vayan tras de mí. Se anticipan, luego está claro que no vinieron a probar suerte, sino con un plan definido y detallado. O no vinieron por estar ya aquí.

Al sentir los dedos de Shun, Keiko le miro de manera extraña. No retiró la mano bruscamente, pero tampoco la dejó.

No me fallaríais a mí, Shun-san. Le fallaríais al Imperio.

Volvió al tema principal. Agarró papel y puso al lado un tintero, más por distraer las manos que por utilidad inmediata.

- Dos vinieron de lejos. Uno de las Tierras Sombrías. Otro al menos de Kuni Shiro... y el otro. El otro, estimado Shun-san, es elemental. El otro estaba aquí. No, no os dejéis engañar por Koushi. Miente. El otro estaba aquí y lo preparó todo para la llegada de sus aliados: refugio, suministros, informes, y lo necesario para desmantelar las defensas. Hay un zorro en el gallinero.

En fin..

Pero eso sólo lo podría hacer desde una posición de influencia, y aunque es una suposición que sea engañosa, debería de tratarse de un shugenja, ¿no? Y tampoco hay tantos en el kyuden como para ocultarse entre ellos, por no hablar ya de que.. pero es raro que pudiera pasar por las defensas si estaba corrupto, y si no lo estaba que sea poderoso como los otros. No lo sé, hay algo que no me encaja en todo esto.

- Estoy de acuerdo con vos. Sin embargo no es necesario que el traidor sea un shugenja. Los Shiba pasan su vida con Isawa y aquí hay una de las principales biblitecas del Imperio. Basta con que sepa qué hacer, no necesita tener poder. Veamos:

Tesis. Hay unas defensas que impiden entrar a seres Manchados

Antítesis. Las defensas son derribadas desde dentro.

Síntesis: alguien de dentro sin la Mancha derribó las defensas y luego dio paso a uno de los enemigos.

Hizo una pausa, se dirigió a la puerta, la abrió y habló con uno de los críados que solían estar en el pasillo.

- Pedí el desayuno, con vuestro permiso. Con el estómago vacío se piensa peor - Le dijo a Shun mientras se volvía a sentar con él.

Sigamos.

Tesis: el traidor que colabora con el brujo ya estaba dentro del castillo.

Antítesis: el traidor debe de tener acceso a lugares concretos sin levantar por ello ninguna sospecha.

Síntesis: el traidor es alguien con poder y rango de este castillo.

Deberíamos pensar en la gente de poder del castillo antes de continuar nuestras pesquisas. Hagamos una lista:

Daimyo y esposas. Creo que descartados. Traerían la ruina a su casa y ahora mismo tienen muchísimo más a perder que a ganar. No tienen móvil.

Hijos del daimyo. lo mismo que antes.

Karo, Capitan de la Guardia, jefe de shugenjas, encargado jefe de la Biblioteca.... ¿qué sabemos de ellos?
La mente de Keiko funcionaba como un ábaco o un juego de ajedrez analizando cada punto y sus ramificaciones de manera sistemática.

Una manera extraña de razonar: ¿será el método Kitsuki?

No sé mucho de ellos: que el hatamoto se llama Asako Kobayakawa, el capitán de la guardia es Shiba Shuba y que no existe un jefe de shugenjas, o que a la vez es el bibliotecario importante. Ése es Shiba Toma. El primero y el tercero son solteros, y el segundo casado. Pero acerca de sospechas, no las tengo.

Me informaré lo mejor que pueda de ambos. Por lo que sé el comandante suele estar en el norte, en las Puertas Fénix, aunque hay veces que pasa algunos días en el kyuden. Indagaré todo lo que pueda. Os deseo entonces suerte en que esos asuntos sean arreglados satisfactoriamente.

Será algo del tema de los brujos..

Sí, pero los rumores hablan de que es un hombre amargado por la pérdida de su joven esposa. Quiero que presteis especial atención a la hija del capitán. Hay quien me ha susurrado que le parece sospechosa.

Miró hacia los papeles.

- Yo también espero que se solucionen. Vivimos tiempos agitados y la obligación de un magistrado pasa por preservar la paz en el Imperio y la Ley Imperial sobre los deseos de la gente o de los clanes.

- No.- Dudó. Sí... supongo que es la mejor opción. Tarde o temprano tendré que pasar por allí. Tuvo dudas. Se levantó y fue donde tenía los documentos y volvió con varios papeles y un sello de jade.

Escribió unas palabras en cada uno y luego selló ambos.

- Antes de irme, enviaré esta carta a Agasha Takeru-san. Si algo me pasa y no regreso, Takeru os recomendará en mi nombre ante la Magistratura Esmeralda para que comencéis carrera de Magistrado. Claro que si yo no regreso, no hay duda de que Takeru sabrá porque ha sido.

Limpió el sello y lo metió en una bolsa de seda sin cambiar la expresión serena y fría.

- ¿Algo más?