Aketsu miró a Eizo y después la Capilla una vez más.

- No sé, quizás un shugenja sea capaz de comunar con los kami de la zona; pero yo creo que el método tradicional, preguntar, puede conseguirlo también. Es cuestión de tiempo.

Espere un poco en segundo plano, seguia interesado por aquella capilla pero aparentemente por el momento no habia nada mas ahi.

-Muy bien Shiba-sama. Creo que usted tendra mas resultados que yo preguntando acerca de esta capilla, pero yo tambien hare mi parte. Le parece si regresamos al castillo?

Camine unos pasos hacia el camino de regreso.

-Podemos juntarnos en unos dias para ver si hay informacion nueva acerca de este lugar. Si no lo conseguimos podriamos conseguir a algunos shugenja para que nos ayuden a desvelar este misterio.

No hacia mucho para ocultar el interes por aquel lugar, pero era mas por el misterio que por razones religiosas.

Aketsu miró a Eizo y asintió, aunque le hizo un gesto para que esperara.

- Así lo haremos, sí. Antes, no obstante, quisiera meditar en el lugar y rezar a los espíritus para que acojan este lugar como nuevo hogar; supongo que con el Guardián pocos querrían estar.

Dicho aquello y tras esperar la aprobación de Eizo, el Shiba entró en la Capilla e hizo lo que había dicho.

Retrocedi unos pasos hasta llegar con Aketsu y asenti un poco avergonzado.

-Claro y me gustaria hacerlo a mi tambien si de algo sirve, espero pronto este lugar se encuentre renovado.

Segui al yojimbo tras la entrada de la capilla de una manera muy respetuosa y me dispuse a meditar.

Durante un largo rato nada se escuchó en la capilla, como si aquel lugar fuera tan desolado y virginal que los seres humanos fueran intrusos en otro reino, diferente al actual. Era sencillo hacerse en ese tiempo uno con el todo: el olor del cercano bosque que rodeaba la colina era el único vínculo que mantenían ambos mundos, el del interior y el del exterior.

El silencio se vio roto entonces por el tañido de una lejana campana, que reverberó dentro del edificio como si hubiese sonado a unos pocos pasos de él. Paredes y techo temblaron, y placas de suciedad, de polvo, de vejez se desprendieron, revelando algunos frescos dañados por el tiempo. Algunas aberturas, en su tiempo atoradas por la suciedad, quedaron ahora liberadas, permitiendo el paso de los rayos de Dama Sol...

Aketsu, quien había estado sumido en una profunda meditación, salió del trance con el tañido de la campana abriendo los ojos lentamente.
Al mirar a su alrededor, pudo ver cómo el mismo lugar comenzaba a desembarazarse de la pobredumbre a la que el antiguo Guardián la tenía condenada y sintió algo dentro de él, como si la campana también hubiera hecho eco en su pecho.

Se levantó lentamente y tras palmearse, fue a observar los frescos revelados con atención.

La vibracion, mas que el sonido de la campana, me sacaron de aquel estado en el que habia pasado los ultimos momentos.

Me alze, batallando un poco para ajustarme a la nueva iluminacion de la capilla aunque obteniendo una buena sombra a la espalda de Aketsu.

Di unos pasos hasta alcanzarlo y observe los frescos tratando de investigar si en ellos habia algun evidencia que revelara a cual Fortuna estaba dedicada la capilla.

Los frescos describían una escena extraña: un mar boscoso en el cual, como una serpiente, se extendía una fila de peregrinos que traían para depositas sus ofrendas. Había una parte donde se mencionaba a los encargados de la capilla, que habían dejado de venir desde el año 400, más o menos...

Por lo que podia comprender aquella capilla habia sido lo suficientemente importante como para haber atraido a muchas personas a adorar a la Fortuna a la cual honraba.

Tambien podia ver que alrededor de la misma habia un bosque de tamaño importante pero podia ser que este hubiera disminuido en tamaño por una variedad de razones.

-Debe de haber en la biblioteca de su Clan mencion a una Fortuna cuya capilla atrajera tal cantidad de personas Shiba Aketsu-sama.

- Eso espero, Akodo Eizo-sama. Dijo Aketsu con gesto serio y decidido. Os agradezco que propusiérais este viaje pues lo que hemos encontrado es sin duda una buena noticia por partida doble.