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Dí­a 39, Al anochecer. El jardín prohibido.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 1:27 pm
por Yogo Ikemi
Ippôyakku no Toshi parecía en calma. Era una noche fría, el invierno no lo era menos en los territorios del Fénix, pero eso el invitado de Ikemi lo sabía bien.

La enigmática Yogo esperaba oculta en un soportal de madera labrada. Una enorme capa negra la cubría, sin apenas dejar curvas a la vista, lisa y sin dibujo alguno. En aquel oscuro y discreto aspecto solo una pieza de cerámica reflejaba el ténue haz que emanaba de las velas y farolillos de los restaurantes, locales y comercios cercanos.

Paciente. Esperaba la inminente llegada del Isawa. No parecía un hombre dado a los retrasos. No lo era.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 5:22 pm
por Isawa Koushi
Ikemi supo que Koushi llegaba antes de que estuviera allí cuando una ráfaga de viento recorrió la calle donde esperaba; a lo lejos, una menuda figura resguardada del frío por una capa de invierno se iba acercando hasta llegar a donde la Yogo.
Entre las sombras de la capucha unos atractivos labios dijeron algo sólo para los oídos de la Escorpión.

- Konnichiwa, mi Dama.

NotaPublicado: Sab Abr 26, 2008 4:42 pm
por Yogo Ikemi
Con la llegada de la ráfaga suave, la capa de Ikemi ondeó melosa, como suspendida en el aire.

Tras las palabras del tensai, la Yogo laceró su mirada, justo antes de girarse, despacio, sacando una nívea mano de la capa para indicarle la señal.

- Sígueme.

Después se adentraron juntos en el edificio, donde desaparecieron del nocturno bullicio de Ippôyakku no Toshi.

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 12:56 pm
por Isawa Koushi
Como hipnotizado, Koushi siguió los pasos de la Yogo preguntándose qué había tras la máscara que portaba, no refiriéndose sólo a la física.
¿Estaba siendo prudente?

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 10:40 pm
por Yogo Ikemi
Tras avanzar por un luengo y oscuro pasillo, en el que Koushi tan solo era capaz de ver la silueta de la samurai-ko por la fantasmagórica luz del candil que portaba frente a su pecho, Ikemi paró en seco y deslizo una de las puertas Shôji, voltenado su cuerpo hacia el interior, dejando tras de sí la estela de seda que ondeaba por alguna corriente curiosa.

Despojada de la enorme capa, se giró hacia Koushi, hacia el que afiló una mirada irónica.

Imagen

Konban wa, Isawa Koushi-sama. Bienvenido. Musitó, en un inaudible y meloso tono de voz.

La habitación empezó a cambiar ante tus ojos. Ahora la luz ténue inundaba de nuevo la sala. Reconocías que era practicamente igual a la última que albergó la cita anterior. Sin embargo, había unos estantes, donde brillaba algo que jurarías parecía cristal, aunque no podrías concretarlo.

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 10:56 pm
por Isawa Koushi
Con una mirada extraña, mezcla de depredador y presa, el Isawa seguía a la Yogo cada vez más fascinado.
Desde luego que aquella noche estaba poniendole a prueba en muchos sentidos y, por el momento, no podía decir que hubiese salido airoso; dejar para el final lo más peligroso no fue muy inteligente pero ya no tenía marcha atrás.

Cuando llegó a la habitación no perdió detalle, pero si había algo que requería toda su atención era la mirada de Ikemi. Había sutiles detalles en sus ojos que le hacían sentirse en peligro, vulnerable y, a su vez, peligroso. Ya se había desatado una vez y, aunque creía que volvía a tener el control absoluto, quién sabía qué podía lograr la Escorpión y cómo podía hacerlo.

Koushi no dijo nada, simplemente inclinó su cabeza sin dejar de mirarla, respondiendo a su saludo así.

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 11:27 pm
por Yogo Ikemi
Mmmm... Aquella sinuosa exclamación sonó a la que haría una joven tras ver delante de la mesa un delicioso plato. Acaso Ikemi-chan os ha ofendido para que le negueis incluso un saludo. Esperaba poder oir tu melodiosa voz otra vez, Koushi-san. Alegó justo antes de soltar una risueña y dulce risa.

Ikemi retiró todo su cabello sobre su hombro derecho, dejando ver la nívea piel que se escondía tras el lóbulo de su oreja. Hay no hay ni pasteles ni té. Espero que comierais algo antes de venir.

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 11:32 pm
por Isawa Koushi
- Teniendo en cuenta que fui yo el primero en saludaros, al encontrarnos, pero que vos sólo me dirigisteis un misterioso "sígueme" creo que la disculpa la merezco yo.

El tono era informal y un tanto atrevido, de quien no se amilana ante nadie - menos una mujer.

- No os preocupeis, tuve ocasión de tomar algo ya que lo tardío de la hora me presagiaba que no tendría cena. Si no hay pasteles ni té, ¿por qué me juego mi vida hoy?

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 11:43 pm
por Yogo Ikemi
Ikemi escuchó pacientemente. Se quedó en silencio durante varios segundos, con su único ojo visible clavado en los del tensai, como si el tiempo se hubiera detenido con la última expiración de voz.

Pasados esos momentos, el gélido silencio que se creó entre ambos se rompió con una nueva risa que parecía venir desde detrás de la máscara de la misteriosa Yogo. Cuando aquel sonido cesó, le siguió la melodiosa voz de Ikemi. Gômen nasai, no pretendía molestaros. Se disculpó en un tono de voz bastante serio. ¿Tan peligroso se ha vuelto el ambiente que temeis por vuestra vida al salir del Kyuden?.

NotaPublicado: Lun Abr 28, 2008 11:48 pm
por Isawa Koushi
Koushi hizo un gesto quitando seriedad al asunto de los saludos.

- No hay de qué disculparse en realidad, Ikemi-san. Dijo con media sonrisa. Y el ambiente es peligroso según quién se sea, qué se haga y con quién se haga.