Imperio Esmeralda

Me quedé pensativa en ese punto, sonreí tímidamente y asentí.

-"He contactado con Kakita Soranoko-sama para ese tema en concreto , Akodo Kage-dono y así hacer dos cosas, tantear a la Grulla y asentar esa posibilidad, mejorando mi atractivo para un candidato mejor y más firme"

Esperé la respuesta de Kage, sobre mi iniciativa. Esperaba que la aprobase.

En los labios de Kage apareció lo que podía ser una sonrisa.

-Ha sido un buen movimiento. ¿Y ya habéis seleccionado algún posible candidato Grulla para vuestra mano?

Mi corazón se llenó de júbilo, mis ojos bailaron con un brillo de alegría, una sonrisa tímida y unos ligeros rubores tiñeron mi rostro, si bien, me contuve en lo demás. Una sonrisa en el rostro de Akodo Kage era mejor que cualquier elogio. Hice una reverencia, formal, pero llena de toda la energía que rebosaba.

-"Dômo Arigatô Akodo Kage-dono. Aún no me he entrevistado con ninguno, es difícil hallar alguno al nivel del León. Os mantendré informado en ese asunto puntualmente, vuestra aprobación, para mí, es esencial"

Medité sobre ese punto en particular, mi mente trabajando, mis ojos relucieron un instante anunciando que ya había realizado un plan. Sonreí y realicé una profunda reverencia ante Kage.

-"Así se hará, ya tengo todo planeado salvo los detalles por las posibles eventualidades que surgan"

Me incorporé lentamente, pensativa, analizando distintos puntos y asuntos para evaluar si todo estaba cubierto hasta el momento.

-"Mi señor Akodo Kage-dono, os agradezco vuestro preciado tiempo, vuestra atención y vuestros sabios consejos. Habeis resuelto todas mis dudas hasta el momento"

Esperé tras una reverencia profunda, por si Kage quería tratar algún asunto más conmigo.

Sonreí con seguridad, con convicción y cerré los ojos unos instantes antes de decir mis últimas palabras, de despedida contando ya con la aprobación de Kage.

-"Descuidad Akodo Kage-Dono, mía es la llama que arde, sigilosa como la sombra que proyecta,que ignorada por muchos provocará el incendio de una victoria, mi señor"

Mis palabras salieron desde el interior de mi ser, cargadas de sentimiento y convicción. Hice una profunda reverencia hasta tocar el suelo con mi frente. Posteriormente, segura del permiso para marcharme, me retiré con mi mente clara, mi futuro más despejado y mi corazón latiendo con fuerza.

Akodo Kage volvió a los documentos que estudiaba, apuntando comentarios en un pergamino aparte...