Imperio Esmeralda

Shosuro Mariko, Bayushi Kahei y un servidor ^^

Había preparado mi habitación a conciencia. Tras recurrir a ciertos conocidos, sabía que mi dormitorio era un lugar seguro para hablar, y había colocado lámparas por todas partes para evitar que hubiera una sombra. No sabía si eso serviría pero debería. Encendí una varilla de incienso, y puse a calentar algo de sake, a la espera.

El aire mordía con su aliento frío a pesar de que Dama Amateratsu derramaba su luz esa mañana. Mariko no quería hacer esperar a su hermano de Clan a la cita propuesta a media mañana. La shugenja se arrebujó un poco más en su grueso kimono y apresuró el paso. Una vez frente a la puerta de la habitación del Bayushi, llamó suavemente y esperó una respuesta.

Aquél mismo viento agitaba también la seda del kimono de Kahei, que casi se sentía acosado por una presencia invisible, lo que no dejaba de ser inquietante tal y como andaban las cosas.
Desechó aquél pensamiento cuando llegó a las puertas de Shun, donde ya se encontraba Mariko, a quien saludó respetuosamente.

- Buenos dias, Shosuro Mariko-sama. ¿Como os encontráis hoy?

Al escuchar los suaves golpes en la puerta me levanté desde mi posición meditativa, lancé una fugaz mirada hacia atrás para comprobar por enésima vez que el desaliño de la habitación era mínimo, y que una mano femenina haría milagros y ya abrí la puerta un palmo, comprobando que mis dos invitados habían llegado.

Ohayo, Shosuro Mariko-sama, Bayushi Kahei-san. Pasad, por favor. He preparado algo de sake caliente.

- Ohayo, Shun-san. Sois muy amable.- dijo con voz queda, antes de seguir a Mariko hasta las habitaciones del Bayushi.

Mariko respondió a la pregunta de Kahei con una sonrisa apenas esbozada y un leve asentimiento de cabeza, sin tiempo para más por la pronta respuesta de Shun a su llamada, precediendo al Bayushi al entrar en la estancia.

-Os lo agradezco, Bayushi Shun-sama -respondió la shugenja a la invitación de Shun de algo de sake caliente.

Tras comprobar con una mirada recelosa que no hubiese nadie en los alrededores, cerré la puerta corrediza, aunque antes dejé caer unas pequeñas bolas delante de ella. A falta de suelo de ruiseñor, buenas eran las improvisaciones de esta índole. Luego esperé a que se sentaran mis invitados, dispuse tres tazas y usando un trapo para no quemarme fui sirviendo el humeante líquido.

Bien, parece que esta Corte de Invierno nos va tratando bien de momento, ¿verdad? Aunque de vez en cuando nos surja una sombra aquí y allla..

-¿Es por ello -dijo con voz grave la Shosuro sin mirar al Bayushi, sino de reojo a la miríada de luces que iluminaban la habitación -que vuestra habitación está tan iluminada?...

Así es afirmé no sé si puede servir de algo, ni conozco el alcance de sus capacidades. Sólo sé lo que vi esa noche en que trasladamos a Bayushi Shakuma-san. Desde entonces he pensado en el asunto, pero sin dar con nada..

El bushi se llevó el sake caliente a los labios sin pronunciar palabra.
Había pasado toda la corte buscando aquellas sombras sin que su esfuerzo se viese recompensado mas allá de la derrota de la que intentó asaltar la escolta de Shakuma.
El trago de sake esta vez parecía tener un sabor especialmente amargo.