Imperio Esmeralda

Maeko, no observó a la samurai-ko. Tan solo se limitó a concentrarse, hasta que con una gran resolución , trazó una curva en el papel, cuya tinta se abrió, definiendo la forma de una carpa koi que parecía flotar en el papel...

Doitsu nishikigoi.

La pintura se asentó del todo en el lienzo de papel, aun húmedo.

- Siempre me pareció muy interesante desvelar el futuro desde el presente mirando al pasado. Excelente pintura, Bayushi Kaoru-sama. Para no dominar las artes, teneis un talento innato para ellas.

Kaoru observó los lienzos y miró a la Soshi, encogiéndose suavemente de hombros.

- Imagino que pasar la infancia en la cuna de los artistas de Rokugan ha dejado cierta huella en mí. Allí todos buscan la excelencia y la belleza, aunadas en un único propósito. Aunque el único arte que busco dominar es el de la espada, Maeko-sama. Una duelista rara vez consigue tener tiempo para dedicarse a otras disciplinas igualmente exigentes.

La protocolaria Maeko asintió hacia la Bayushi.

- Sin duda, podeis disfrutar de haber pertenecido a dos clanes diferentes. Tiene que ser muy interesante vuestra posición, aunque en algún caso algo comprometida. Tengo que decir que me alegro de que ahora esteis a nuestro lado, sin duda una gran pérdida para la elegante Grulla. Dijo, finalizando con una ligera reverencia.

Kaoru miró al lienzo y después posó sus ojos sobre la Soshi.

- Interesante no es el adjetivo que mejor la describa. Incómoda, en ocasiones; a ratos, ventajosa. Todo dependerá de las relaciones del Escorpión con los hijos de Doji, si son buenas, seré vista como una grata adquisición. Si por contra, se enturbian, más de uno me mirará con ojos velados de sospecha.

Supongo que un matrimonio se utiliza justamente para eso, para establecer honorables vínculos entre clanes y familias. Respondió la Soshi sonriente. Si me permitís la pregunta... ¿Os encontrais agusto en vuestro nuevo clan?.

No pudo evitar que cierta suspicacia cubriera su mirada ante la pregunta. Todavía ignoraba hasta qué punto se contaba con ella como una Bayushi y no como una antigua Doji en el seno de su nuevo clan, por lo que prefirió escoger una contestación neutra poco comprometedora.

- Mi padre decidió este enlace, y como hija obedecí. Ahora debo buscar mi propio camino por mí misma.

Eso no me es desconocido, Kaoru-sama. Respondió con una sólida expresión de compenetración. Para mi es un honor que los vínculos de nuestras familias se unan. Os ofrezco toda la ayuda que necesiteis. Dijo sonriente, observando la excelente pintura que había desarrollado la bushi Escorpión.

- Y yo os agradezco vuestro ofrecimiento, Maeko-sama, pues cada vez que un miembro de mi nuevo clan me acepta como hermana, me siento más honrada si cabe de compartir mi vida y mi acero con samurai de tan alta estima.

La joven siguió la mirada de la Soshi y cogió su pintura.

- Me gustaría que la conservarais, pues sin vuestras instrucciones no habría podido componerla - pidió ofreciéndosela con una leve inclinación de cabeza.