Página 1 de 4

Dia 40, 10 de la mañana, Laberintos

NotaPublicado: Mar Abr 22, 2008 6:57 pm
por Togashi Reika
Togashi Reika y quien se encuentre en la ciudad.

Salí del Kyuden, quería ver la ciudad, caminar entre su gente, charlar con niños y ancianos, jugar con el viento, observar cómo se mueven las ramas de los árboles, rezar en algunas capillas. Y escuchar, sobre todo escuchar lo que a mi alrededor se habla.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:23 pm
por Kitsune Aoshi
Aoshi decidió que Aketsu necesitaba descansar y marchó al mercado. Dejó dicho a uno de los criados recado para el yojimbo para que le pudiese localizar sin falta.

Se cubrió la cabeza con un sombrero de paja vulgar porque el luminoso sol de invierno le molestaba bastante tras una noche de poco sueño. Lo primero que hizo fue comprar unos dulces de miel y arroz de los que iba dando cuenta cuando vio una figura familiar, aunque esta vez iba vestida. Procurando ser sigiloso, le acercó a la Ise zumi un pastelillo a la altura de la nariz.

- Buen día, Togashi Reika-san.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:27 pm
por Togashi Reika
Estaba parada en un cruce, decidiendo cual sería el mejor destino para mis pasos cuando un dulce apareció delante de mi nariz y una voz agradable y familiar resonó en mis oídos. Levanté mi mano para coger el pastelillo y rocé suavemente la mano de Aoshi al hacerlo, me lo llevé a los labios y le dí un mordisco. Me giré y se lo ofrecí, no quería privarle del todo de su desayuno.

-"Hoy estoy de suerte, no podría ser mejor la mañana Aoshi-san"

Mi sonrisa se ensanchó, mirandolo con alegría. Le miré de arriba a abajo, vestía bien y tenía buen aspecto, eso me alegró.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:31 pm
por Kitsune Aoshi
Aoshi se limitó a mostrar un paquete con más pastelillos. Había pensado que si Aketsu le alcanzaba, querría desayunarse.

- Quedáoslo. Tengo más, honorable Reika-san. Qué hacéis por estos lares, si puedo preguntaros. Y a qué se debe tanta fortuna matinal?

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:35 pm
por Togashi Reika
Asentí y le dí otro mordisquito, entrecerré los ojos de placer, disfrutando de su sabor.

-"Vos soy la mayor razón de esa fortuna, venis con sonrisa, sorpresa y pastelitos, ¿qué más puedo pedir?"

Sonreí y le guiñé un ojo, estaba poniendo atención en que mi mente no volara y hablase en acertijos.

-"Estoy aquí para escuchar, busco algo que se esconde, voy a ver si quiere jugar conmigo. ¿Cómo estais Aoshi-san?"

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:40 pm
por Kitsune Aoshi
- Estoy bien- Aunque fue renuente de entrar en temas espinosos para él- Estoy mejor. Gracias. Gracias a vos...

Quebró.

- Hay cosas que es mejor que permanezcan ocultas, sabéis? - Dijo mirando a las casas de la ciudad y a sus gentes como su pudiese ver a través de ellos. - Hay juegos cuyo final no son divertidos.- Su voz indicaban más una advertencia que cualquier otra cosa.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 3:42 pm
por Togashi Reika
Miré alrededor y asentí. Sonreí y le enseñé la lengua, me reí.

-"Estoy preparada Aoshi-san, pero ya que me habeis encontrado podemos hacer algo, juntos"

Sonreí, mirandole divertida, alegre, me terminé el pastelillo.

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 4:06 pm
por Kitsune Aoshi
Aoshi la miró de arriba a abajo.

- No, no lo estáis... Murmuró. Luego sopesó posiblidades. Pnesó y tuvo una idea. Iba a jugar a algo.

- El Templo de Fukurokujin. Vayamos a verlo. Hai?

NotaPublicado: Vie Abr 25, 2008 4:09 pm
por Togashi Reika
Escuché su respuesta, parpadeé un par de veces, me encogí de hombros, luego ante su oferta sonreí y asentí.

-"Os sigo Aoshi-san"

NotaPublicado: Jue May 01, 2008 9:50 pm
por Soshi Mishi
Dentro de poco se celebraría el Festival de Shiba, de modo que la gente estaba realizando todas las compras de los próximos días, y las calles se encontraban abarrotadas de personas de toda clase y condición que hacían difícil moverse con relativa rapidez. Aun así los pisotones y empujones no alcanzaban a un samurai y a una monja tatuada si bien tampoco disponían de paso franco mientras pasaran por los puestos del mercado en dirección al templo de Fukurokujin.

La densidad humana fue disminuyendo de manera progresiva, y un sujeto mal encarado pasó junto a la pareja, casi arrollando al Kitsune. Unos segundos más tardes se escucharon los gritos de una jovencita:

-¡Al ladrón! ¡Al ladrón!