Aoshi se sintió profundamente agradecido y su rostro lo expresó al oír la licencia de etiqueta por parte de Shun. Según lo que había entendido sobre aquel samurái, daba por hecho que la afrenta estaba superada, porque al Zorro le dio la impresión de que Shun era un escorpión diferente, lejos de lo taimados y sibilinos que pueden ser los escorpiones. Parecía... honorable!

Domo arigatô, Shun-san- Dijo tras un suspiro de alivio -. Creo que tenéis razón. Y creo... creemos que el objetivo final será la sobrina de Su Alteza Imperial, el Hijo del Cielo, lady Princesa Otomo Hijikohime-sama... tiene algo que ver con una especie de ritual relacionado con la sangre de los clanes y con el Señor Oscuro. Aunque no sabemoc con que fin, pero debe ser algo terrible, sin duda...

- Yo no me creo que los Fénix estén activamente actuando para ir más allá del protocolo. Os lo he dicho, mi señor Shun-san...- dijo con cierto tono de impotencia- usarán nuestro honor, nuestra nobleza, nuestra discreción, nuestra templanza nuestras costumbres contra nosotros. Mientras ellos cometen crímenes amparados en la sombra, nosotros caminamos lentamente, convocando lentas reuniones entre los muchos bandos y clanes; nos inmovilizan nuestras propias costumbres y formas mientras que ellos se las saltan.

Los Fénix no quieren decirnos qué busca el enemigo ni qué hacen para protegerlo y se limitan a jugar a ser buenos anfitriones, los Grulla y los León quieren enfrentarse en fraticida batalla, los Dragón parece no moverse, los Unicornio y vuestro noble clan realiza matrimonios concertados, los Cangrejo amenazan a los Gorrión, y los clanes menores a penas se hacen sentir... Estamos haciendo como que nada sucede por nuestras costumbres y etiqueta y mientras ellos planean la destrucción del Imperio. Me comprendéis lo que os decía, mi señor?

Apuró una nueva escudilla de saké.

- Y no sé qué podemos hacer Shun-san... no lo sé...

- Volvéis a tener razón, mi señor. Lo malo es que no sabemos dónde buscar. Damos palos de ciego en busca de los enemigos mientras ellos osan atacarnos en el mismo interior del Castillo. Se os ocurre algún lugar? Algo? Por eso pensé en nuestra excursión nocturna para el próximo día, para ver si conseguimos encontrar algo.

Miró a los ojos al Escorpión.

- Aún no os he dado las gracias por venir con nosotros, mi señor. En estos momentos de oscuridad y terror, es un honor contar con vuestro nobñe brazo para ayudarnos en la lucha. Domo arigatô gozaimasu Shun-san

Estaba sorprendido por la falta de reacción del Escorpión ante sus agradecimientos. O Shun tenía un poder de templanza insuperable o le importaba un bledo lo que dijese Aoshi. Se sintió confuso y deprimido.

- Esa es la idea- acertó a decir.

Aoshi negó con la cabeza.

- No, no vamos a seguir dejándoles ventajas. Jugaremos con sus reglas. Veremos que opciones tenemos y las barajaremos. Seguirles, o caprturarles interrogarles, o quizá introducirnos entre sus filas algunos de nosotros. Aunque esto último es de especial riesgo... no sólo físico... -Intentó no sonar siniestro.- Lo de informar a Kiko-sama, ya se hará a su momento. A las autoridades del castillo... me temo que no, de momento.

Hizo una pausa. No sé si lo sabeis por vuestro clan o quizás por Keiko-sama, pero se ha realizado una reunión de los clanes para evaluar la situación. Yo estuve presente por deseo de Isawa Koushi-sama- La voz de Aoshi evidenció un sentimiento profundo de resentimiento. Koushi le había dicho que muchas voces se habían alzado contra el hecho de que Aoshi estuviese y que fue su voluntad lo que cambió aquel hecho. No comprendía porque alguien podría oponerse a la ayuda de Aoshi a pesar de ser de una clase inferior a los otros.- Y son estos samurai los que centralizan la investigación, entre ellos se me concedió el inesperado honor de participar en la consejo permanente que centraliza los descubrimientos y avances.... Y al honorable Bayushi Kahei-sama también, y como él vendrá, estaremos suficientemente informados para luego informar a los clanes.


Aoshi se sirvió saké derramando algunas gotas con un involuntario temblor del pulso y luego apuró la escudilla de un trago. Era evidente que creía que iban a ser derrotados pese a que seguiría luchando hasta el final. Una determinación fatal.