Imperio Esmeralda

El barrio escogido no era el mundo flotante, mundo de las flores o mundo del sauce. Aquí no había casas de juego para grandes apostadores, ni las geisha venían a tocar dulces acordes o bailar con elegancia. No, allí era donde se acudía cuando los recursos eran bajos y los gustos nada exigentes, donde los ronin se mezclaban con los heimin sin pudor, y donde las mujeres llevaban el nudo del obi en la parte delantera por pura economicidad. El fino olfato de Aoshi se sintió pronto agraviado por los hedores allí presentes...

Aoshi hizo acopio de fuerzas y de toda su inventiba. Mentiras apuradas dichas de repente podían pasar pero interpretar todo un papel ajeno a su vida era un mundo extraño para él.

- Tú eres "Nudillos"Shungo y yo "Perro-loco" Kagao le murmuró a Aketsu. Cerró los ojos un momento para encomendarse a Inari y entró en la primera taberna que encontró con Aketsu a su espalda.

Al entrar puso expresión de tío duro y chasqueó los dedos en el aire.

- Saké pa dos viajeros. Y ponto! Dijo con voz grosera forzando su acento provinciano. Luego miró con ojos crueles y viciosos a su alrededor.

Aketsu siguió a Aoshi si bien no se esforzó en poner un aspecto de tipo duro, esperaba que su tamaño fuera suficiente como para que cualquiera se pensara dos veces el si estaban o no fingiendo que lo eran.
Su mirada no se endureció, ni su actitud se tornó amenazadora; eso sí, si alguien creía que no eran lo que aparentaban, le mostraría por qué le llamaban "Nudillos" Shungo.

El posadero encargó a un viejo desastrado y desdentado que llevara una jarra de sake a aquellos dos tipos. Estaba claro que debían de ser dos ronin bastante palurdos, pero con el tamaño de uno de ellos mejor no darles una excusa para destrozar el local. Lanzó una mirada a sus parroquianos más violentos para darles a entender que cualquier violencia debería ser fuera de su local...

Aoshi le ofreción una sonrisa feroz y desagradable al viejo.

- Oye viejo. Yo y mis amigos lleguemos anoche desde l'oeste. Hay algún sitio que conoscas pa divetise en esta siudá?

-¿Divertirse? - preguntó el viejo - ¿Algo como...

- Caro que sí. Y sitios pa jugá y bebé ya me entiendes... sin demasiados ojos que vigilen.... - le puso una moneda en la mano al viejo. Llevamo' muchos días en camino sin diversión y queremos divertirno' mientras aún tengamos dienro y asín de paso, encontrar algún curre nuevo para un grupo de tíos duro'

Jovencitos? Puso cara de desprecio ante ese tipo de placeres, como evidente ejemplo de degeneración moral. Podrían ser unos bandidos y maleantes, pero tenían principios.

- También buscamos trabajo. Sabes de alguien que pueda ofrecer trabajo a un grupo de hombres fuertes que no hagan preguntas? Unos amigos de unos amigos me handishio que por aquí hay bastante trabajo pa gente como nosotros- Se sorbió los mocos.