Mariko cerró los ojos unos segundos. Las nuevas noticias le aportaban un nuevo significado a todo lo que estaba ocurriendo. Las piezas empezaban a encajar, pero sólo revelaban un rompecabezas aún más complejo que antes.

-Creo que jamás me he sentido tan impotente como en estos momentos, Soshi Kuroko-sama... -dijo exhalando un breve suspiro.

-No estoy ahora más cerca de encontrar a esos dos seres hechos de aire y sombras que hace unas semanas, Soshi Kuroko-sama -dijo en la misma voz baja en la que se expresaba su interlocutora -Mis escasos conocimientos sobre estos seres hace que no sepa dónde buscar exactamente; me doy la vuelta a cada paso que camino por el Kyuden esperando ver a una de esas criaturas cambiar y convertirse en otra persona...

Mariko permaneció unos segundo callada, reflexionando sobre las palabras de la Soshi cuando, de repente, abrió los ojos de par en par y miró directamente a la shugenja:

-¡Por las Fortunas! -exclamó en un susurro ahogado -¡Esta Corte empieza a embotar mis sentidos!.... -Se permitió un momento más para ordenar sus pensamientos antes de continuar...

-Hace apenas unos días, Bayushi Kahei-sama junto con otros samurai partieron de madrugada hacia el bosque en dirección a una capilla consagrada a una Fortuna cuyo nombre ha caído en el olvido... o al menos eso afirma el extraño ser que dice ser su Guardián... -Mariko hizo un especial énfasis en esta última frase -...un Guardián que aparece de la nada y parece disolverse en las sombras al marcharse... -La Shosuro respiró profundamente antes de seguir -Ese ser confesó ser el compañero de la asesina de Yogo Sago-sama... y es más, se jactó de haber sido él quien manipuló los sellos de protección de la muralla que rodea el Kyuden... -La respiración de Mariko se había agitado -Bayushi Kahei-sama lo atacó con el wakizashi de cristal... y pareció dolerle mucho...

La oscuridad alrededor de Kuroko se ralentizó, como si contuviera la respiración y procesara los nuevos datos.

-El Guardián de una capilla de una Fortuna cuyo nombre se olvidó. Tiene casi un macabro sentido del humor habida cuenta de la entidad a la que sirve. Ahora ya sabe que le conocemos, y que tenemos dientes afilados. No, es imposible que en tierras Fénix una capilla caiga en el olvido: aunque sea un heimin, él recuerda que un antepasado suyo de hace trescientos años rezó en la capilla dedicada a la menor de las fortunas que conozcáis, que le salvó la pierna de ser amputada y desde entonces le da las gracias. Esto es, claro está, un ejemplo.

-Es más -continuó la Shosuro con el mismo tono de excitación -yo misma me encontré con dicho ser en la capilla sin nombre del bosque, varios días antes... Iba acompañada de otros dos samurais... Y se inició un peligroso juego... Dicho Guardián estaba interesado en intercambiar información... Ésa debe de haber sido su forma de dar con alguna manera de entrar en el Kyuden... -Mariko dejó en suspenso su frase, a sabiendas de todo lo que implicaba que sirvientes supersticiosos acudieran a contar sus secretos a Fortunas olvidadas...

-¿Algo físico? No... que yo sepa... -dijo pensativa -Cuando apareció se ofreció a intercambiar información... cosa a la que accedió Kitsune Aoshi-san -uno de los samurais que me acompañaban-. ¿Es importante? ¿Más que el intercambio de secretos?