Imperio Esmeralda

Otaku Inoe, Agasha Takeru, samurais en la zona.

Llevaba unos días con ganas de acercarme a la ciudad a visitar a Agasha Takeru para intentar avanzar en la investigación con los Maho Tsukai, si seguían el mismo patrón no tardarían intentar otro ataque y esta vez debíamos impedirlo.

Salgo, vestida con un sencillo kimono amarillo con florituras rojas y un obi a juego. El pelo recogido con humildad y sin abalorios, una capa morada cubría mis hombros y me protegería de alguna eventual e inoportuna lluvia y el daisho perfectamente colocado.

Suspiro ante la mañana fría y con un gesto de la mano despido a los dos guardias que servían de escolta. Esta mañana me apetece pasear sola, además prefiero la discreción pensé mientras me encaminé en dirección a la casa del magistrado.

Al llegar me anuncié al primer sirviente que me encontrara esperando que salieran a recibirme...

Tumbada a la bartola, intentando apartar las última hebras de sueño de mi atribulada cabeza, miraba sin ser vista desde la ventana de mi habitación en la magistratura y contemplaba mis hermosas piernas enfundadas en aquellos altos tabi de seda negra. Jugueteaba con mis geta cuando observé que Shiba Inoe venía al palacio de justicia esmeralda, de modo que me calcé y salí a recibirla.

-Konnichiwa, Inoe-san. Es un placer veros, de nuevo. Acompañadme a una habitación más cálida, por favor - le ofrecí unas cómodas sandalias para ella.

- Hayaku - san, el placer es mío, oh... gracias - Hago una ligera reverencia a la invitación de entrar de Hayaku y, tras calzarme las sandalias que amablemente me ofreció la acompaño hasta una salita donde me acomodo.

- Sois muy amable al recibirme - La digo con una sonrisa - Hacía ya mucho tiempo que no nos veíamos...

Sonrío... desde luego era perspicaz, de eso no cabía la menor duda. Cada vez me gustaba más esta samuraiko.

- Un poco de sake estará bien... con este frío me vendrá bien un poco de su agradable calor -

Hago una pequeña pausa mientras nos sirven el sake y continúo

- La verdad es que si es un poco duro a veces atender a todos los deberes de la nueva posición y mi nueva familia... pero no me desagradan y las realizo gustosa. Precisamente por ello quería venir a la magistratura, Hayaku-san.

Estoy un poco preocupada, y disculpad el cambio de tema tan brusco, pero tal y como están las cosas en palacio, con el asunto de la guerra entre el Leon y la Grulla, que apareciera un samurai Grulla asesinado en las calles de la ciudad sería un duro mazazo para las negociaciones. Obviamente me refiero a las actuaciones de los brujos... esta semana no hemos tenido, afortunadamente, ninguna víctima y deberíamos intentar adelantarnos.. o incluso prepararles una trampa.

-En cierto modo me recordáis a mí, cuando salí del Valle Moshi y me puse a explorar. Tenía un gran ansia de conocimiento: hasta que al fin me asenté y y terminé aquí, en Ippôyakku no Toshi - conté con expresión ausente mientras paladeaba el sake - me trae agradables recuerdos, pero no tan alegres como los del aquí y el ahora.

-No cantemos tan pronto victoria. Que no hayamos encontrado un cadáver no implica que no hayan sacrificado a un miembro de ese clan.

Entonces... qué hacemos aquí sentadas? Pienso mientras escucho las palabras de Hayaku.

- Intentaba ser un poco optimista, Hayaku-san. Sobre todo de cara a los conflictos que se avecinan. Si fuera cierto que un asesinato ha ocurrido... no sería interesante intentar localizarlo? - No soy nadie para decirle cómo actuar, pero la inactividad de permanecer saboreando sake me hacía enrojecer de ira.

- En cualquier caso - Apunté al tiempo que dejaba la tacita de sake en una mesita - También había venido para intentar ayudaros en las investigaciones... quizá, si me dierais alguna información sobre los últimos asesinatos podría resultaros de ayuda -

-Encontrar un cadáver, por regla general, es bastante sencillo: cuando hay ajustes de cuentas, suelen deshacerse de ellos en los mismos lugares. Peeeeero... ahora los cuerpos los producen los brujos, que no los dejan en los lugares habituales, por no hablar de que al cabo de un rato los cadáveres se levantan para sólo las Fortunas saben el qué. Eso dificulta su localización: de todos modos hacemos patrullas y los buscamos activamente - me puse a revolver entre los papelotes - el último en morir fue un tal Hattori, del clan Cangrejo, pero le encontraron antes gente de su clan y liderados por Kuni Sayuri-sama y Miya Shizuka-sama lo destruyeron.

El trato condescendiente de la Yoriki me molestaba un poco... no sé si es que piensa que acabo de llegar o si todavía no es consciente de con quién está hablando. Intento mantener una pose amable y conteniendo mi rabia digo en tono tranquilo

- Enitendo que los cadaveres aparezcan de una manera "sencilla" y me alegra que estéis haciendo búsquedas exahustivas, es un asunto muy importante y debemos resolverlo cuanto antes - Es increíble que se hable con tanta ligereza de un asunto tan serio - ¿Y tenemos alguna pista, aparte de que el próximo clan será la Grulla, al respecto? -

-Aún nada relevante que nos indique el camino a seguir. Sólo que por alguna razón están perfeccionándolos, pero se nos escapa el porqué de que vuelvan como muertos vivientes. Es decir, el ritual exige que se les mate de una determinada manera, pero claro, los primeros no mostraban signos de animación. No es que sepa mucho de este tipo de magia; sin embargo, no me cuadra - arrugué el ceño.