Imperio Esmeralda

Yurika no se extrañó de que la samurai Escorpión se marchara dejando la intriga sobre los samurais Dragón. Buscaría hablar con alguno para ver si lo que decía Yukazu era cierto.

- Parece que nos ha dejado con la intriga. Tendré que buscar a algún miembro de ese clan para comprobar lo que nos ha dicho Shosuro Yukazu-sama.

Se arregló el pelo mientras aprovechaba para estirarse del todo en la bañera. Podía adoptar una pose más relajada estando con Iwame.

- ¿Me ayudas con la melena? Está algo rebelde. ¿Hiruma Haohmaru-sama? ¿Es alto, fuerte, y de gran conversación? Es una pena lo de que busquéis casaros con alguien de fuera del clan.

Escuché la respuesta de Yurika, más relajadas ambas, asentí con una sonrisa a su petición acercandome y trabajando en su melena.

-"Si, no lo parece pero así es. Y sobre mi matrimonio me temo que es por el bien de muchos, no puedo pensar en mi. Iré a hablar con Akodo Kage-dono al respecto, si él da su visto bueno así se hará"

- ¿Y creéis que os lo dará? No puede prescindir de alguien como vos. Sois tan magnífica, Iwame-sama. Que os vistáis con los colores de otro clan me parece casi un sacrilegio.

Sonreí amablemente, de forma dulce y cálida ante las palabras de Yurika.

-"Por el bien del Clan, hay que hacer sacrificios y cuanto más valioso mayor la recompensa. Así, desde dentro, verán la gloria y el honor del León. Además, exagerais, no soy tan maravillosa, mucho trabajo. Y sí, creo que sí, si se llega a un acuerdo habrán muchos matrimonios entre nuestros Clanes"

Yurika reclinó su cabeza sobre el hombro de su compañera.

- No lo veo así. Alguien como vos ha de quedarse en el clan. Ni casándoos con Doji Hoturi deberíais cambiar de clan. Sois el alma del León.

Sonreí mirando a Yurika con su gesto. Agité la cabeza negativamente.

-"Me valorais en exceso Yurika-san, Matsu Tsuko-dono, Akodo Kage-dono, sí encarnan el alma del León, yo soy una leal y humilde bushi. Y aún en el caso que tuvierais razón, más a mi favor, quien sabe, podría cambiar a la Grulla"

Me reí, ante aquella broma, aquél comentario imposible, pero reafirmando mis palabras, había mucho en juego y no había que escatimar esfuerzos y acciones.

-"Además, seguiríamos viendonos y tratandonos bien"

La joven cerró los ojos y suspiró.

- Nadie puede cambiar a un clan. Una herencia de más de mil años es como la corriente de agua que no se puede modificar. Iwame-san, los fundadores pusieron unos valores, y nosotras los seguimos. Así es como ha sido siempre y como debe de seguir siéndolo. Pero niégate a que te tiñan el pelo de color blanco si se te llevan.

Sonreí, suspiré y miré a Yurika de nuevo con calidez, me encogí de hombros.

-"Vos lo habeis dicho, esa junto a otras cosas no las decidiré yo. Animo Yurika-san, no cambiará nuestro trato. Todo no cambiará en la Grulla, pero si se puede guiar un poco, no será tan malo, podría ser peor"

- Lo importante no es que cambiéis a la Grulla, o que lo intentéis. Lo importante es que ellos no os cambien, Iwame-sama. No me gustaría ver a quien considero mi sempai con un ropajes azul celeste y ocultando falsas sonrisas detrás de un abanico. Eso sería como decirle a un Unicornio que se baje de su caballo.

Me reí, negando con la cabeza,la miré y me llevé una mano al pecho izquierdo, donde mi corazón.

-"Soy de espíritu, corazón y voluntad indomable, no me cambiarán Yurika-san, podré moldarme, pero jamás cambiaran como soy. Ahora, salgamos, o nos arrugaremos como ancianas, espero veros pronto y seguir nuestra particular conversación"

Sonreí de nuevo, me incorporé y salí para secarme, vistiendome y saliendo tras despedirme con una reverencia de Yurika.