Imperio Esmeralda

Yuki compuso una genuina expresión de aturdimiento.

¿Cómo?

Acertó a decir.

No tengo ningún dato de esa parte de vuestra historia

admitió finalmente.

¿Una trampa, decís? ¿Orquestada por quién y con qué propósito?

preguntó Yuki

[/b]

Lo que no alcanzo a entender, Yuzan san, es porqué un hombre de vuestra posición se arriesga a exponerse a la deshonra embarcándose en una empresa que incluye un asalto y la liberación de un samurai que ha cometido un delito.

Y, por otro lado, hacéis bien en preguntaros quién además de los Escorpión podría estar interesado en tenderos una trampa... ¿Podría haberlo? No siempre son... Somos los responsables de todo lo que sucede, ¿sabéis?

Las últimas palabras de Yuki sonaron con algo más de sarcasmo de lo que hubiese deseado, pero no pudo evitarlo: si estuviera allí su padre, ese samurai habría recibido ya una buena tunda.

Niño malcriado...

pensó la joven.

-Se lo debía. A fin de cuentas yo se lo propuse en un primer momento, de modo que me sentía responsable en cierta medida de que hubiese sido capturado. Y no, sólo ellos me temen, porque antes o después voy a recuperar lo que es mío.

Yuki percibió que había intenciones ocultas bajo la aparente generosidad de Yuzan y tal hecho la irritó. Siempre había sido buena a la hora de detectar mentiras. Sin embargo, nunca había hecho uso de su habilidad más que para poner en duda en voz alta las palabras de su interlocutor, o para burlarse de él. Se desesperó: ¿cómo debía actuar? ¿Debía saltar y llamar a Yuzan mentiroso, fingir que le había creído...? ¿Cómo actuaría un verdadero Escorpión?

Lamentablemente, no lo sabía. Sólo sabía cómo actuaría una Daidôji.

Mentís

dijo

Sólo os preocupábais por vuestro propio pellejo cuando tratásteis de liberar a aquel desdichado. Y en cuanto a recuperar lo que es vuestro, ¡ja! ¿Cómo pensáis hacerlo desde la cárcel?

Yuki miró con conmiseración a Yuzan.

Soy la única dispuesta a escucharos de entre los os que rodean, Yuzan san. Implicastéis a un miembro de mi antigua familia en unos hechos deshonrosos para el honorable clan al que pertenecéis. No os equivoquéis, hay por mi parte interés personal en vuestra historia. Y esperaba que me desengañaséis y me demostrariáis que vuestra actuación no fue tal y como me la contaron. Todavía tengo la esperanza de que así sea.

Ahora, como es vuestro deseo, me marcho. Pero recordad, de nuevo, que soy la única persona que os escuchará.

Yuki se marchó, dejando a Yuzan sólo con sus miserias...