Imperio Esmeralda

Bayushi Nisawa y Bayushi Kaoru

Cuando se despertó esa mañana, las kata que acostumbraba a hacer descalza sobre el tatami de su habitación parecían vacías y carentes de sentido. ¿De qué le serviría su amado camino del iai, si iba a entregarse a una senda mucho más oscura y alejada de la nobleza y el honor de zanjar las cuestiones a acero?

Por primera vez se alegró, al mirarse al espejo, de que su cabello níveo hubiera dejado paso de nuevo al azabache de larga melena. No soportaría ver un solo vestigio de lo que un día fue, si estaba decidida a dejar atrás cuanto conocía. Su caída sería la caída del siglo.

Cuando recibió la contestación de la nota enviada a Nisawa, escudriñó los kanji para comprobar que el lugar de encuentro no estaba equivocado. Con un gesto algo exasperado, se colocó la máscara que cubría su rostro y caminó hasta la zona norte del palacio, donde en el quinto árbol, debía encontrarse con su invitado.

Había conocido en los últimos días a dos jóvenes damas Escorpión: Yuki y Orihime. La cuestión era que no podía recurrir a la vieja analogía de que eran tan distintas como el día de la noche y toda esa poesía barata, porque estaba a punto de encontrarme a otra. ¿Y qué iba a decir que era como un amanecer? ¿Un atardecer? ¿Un eclipse? Así que me tumbé a la bartola en una zona tranquila, junto a un sello desactivado de aquellos. Me entró la risa floja al pensar en nuestros Yogos intentando reactivarlo...

Poco antes de llegar al lugar, se detuvo. Al fondo, en su destino, vio al Bayushi, tirado en el suelo y riéndose solo. Por un momento, Kaoru miró por encima del hombro creyendo que aquello era una broma de su cuñado, pero al ver desierta la zona, se aproximó a él colocándose el pelo con desconcierto.

Antes de llegar a él, carraspeó incómoda.

- ¿Ba... Bayushi Nisawa-sama?

¿Ronquido?

-Deja, Nanao-chan, no más sake...

Ronquido.

-Sí, ¿quién es? - parecía que no me iban a traer bebida.

Pero qué demonios...

Con gesto todavía más sorprendido, la joven se aproximó un poco más para presentarse.

- Soy... Mi nombre es Bayushi Kaoru, teníamos una cita aquí...

Inocentes... ¿Pero dónde me he metido?

En silencio, la joven se sentó a una distancia prudencial del maestro en posición de seiza, y posó las manos sobre sus muslos como un estudiante a punto de recibir su lección.

- Domo, Nisawa-sama. Os agradezco que hayáis podido recibirme a pesar del torbellino de acontecimientos que está siendo esta corte.

-Siempre tengo tiempo para... - me lo pensé, no era el momento - para ayudar a una mente joven y abierta a encontrar el buen camino. El ser un maestro.

- Y justo eso es lo que yo estoy buscando, Nisawa-sama. Como seguramente sabréis, mi antiguo clan me niega la entrada al dôjo de Toshimoko-sama. Me encuentro perdida, he dejado atrás mis raices y deseo dejar todo lo demás con ellas. Es por ello que vengo a pediros, con toda la humildad posible, que me aceptéis como discípula - dijo inclinándose rápidamente en reverencia, tocando el suelo con la frente y con las manos estiradas frente a ella.