- Entonces el meishodo tiene sus raíces en magia gaijin. Aquello no era una pregunta, tampoco una acusación, era la constatación de un hecho. Se le llama la magia de los nombres, ¿verdad? Me gustaria pediros que me aclaráseis ese aspecto, por favor; por supuesto que no os pido que desveléis secreto alguno de vuestra Escuela ya que no es mi intención poneros en tal situación de deshonra.

Sukune miró al shugenja y esbozó una sonrisa tímida.

- Así es. El meishodo es la magia de los nombres, y mi clan adquirió sus conocimientos durante los largos años en las Arenas Ardientes. Entraña una manera determinada de entender la magia, así como de practicarla. Una manera un tanto ortodoxa, si se compara con la magia rokuganí instruida por vuestro ancestro. Me temo que, en esta cuestión, el meishodo no os será de utilidad. Si, como decís, la perla tiene un funcionamiento similar al de un nemuranai, la escuela que más probabilidades tiene de poder manejar este artefacto es el arte tsanguzuri Asahina. ¿Habéis hablado con Miya Shizuka-sama sobre esta cuestión? - inquirió llevándose la mano a la barbilla.

Koushi escuchó con atención a lo que le decía Sukune mientras ataba sus propios cabos; la Unicornio, por su parte, no sospechó al parecer de las relaciones hechas por el Isawa entre el meishodo y la Perla, de la misma forma que le sirvió para introducir a Shizuka sin que fuera él quien lo hiciera.

- Así es, hablé con la Dama Imperial. En este caso, el de la Perla, es lo más lógico ya que es ella quien tiene acceso al artefacto y no otros.

El Fénix no fue acusador en sus palabras las cuales teñía con voz suave y educada, pero lo cierto era que había dejado caer cierto detalle que era significativo.

Sukune arqueó una ceja con una expresión de sorpresa. Juraría que la última vez que había hablado con el Isawa era él quien obraba en posesión de la perla. Aunque con la Miya por la corte, era difícil que algo escapara a su visión.

- ¿Y ofreció su ayuda para tratar este asunto?

- Sí, fue ella quien está investigando la Perla y, por tanto, quien ha descubierto que es un contenedor. Por ello, porque no puedo estudiar la Perla, he querido citarme con vos para discutir una nueva vía de investigación.

- Contad conmigo para lo que necesitéis, en ese caso. Todo lo que esté relacionado con eliminar una plaga tan devastadora como son los brujos y las ambiciones que los rodean es una prioridad para mí. ¿Tenéis alguna otra idea? - preguntó decidida.

- Sí. Contestó Koushi tras dejar unos segundos tras la pregunta de Sukune; tal y como parecía, el Fénix estaba tan decidido como ella a acabar con cualquier lacra para el Imperio y parecía no descansar para así hacerlo. ¿Os hablé de la extraña mujer que se vio en la ciudad y que podría tener relación con la portadora de la Perla?

Sukune negó con la cabeza.

- No, en nuestro anterior encuentro no recuerdo que me comentarais nada en ese sentido. ¿A qué os referís con "extraña"?

- En el lugar que se encontró la Perla estuvo una mujer y un samurai Unicornio; este último murió a causa de las heridas producidas por un ser oscuro mientras que la mujer huyó. Aquello se había dicho en el Concilio de Jade si mal no recordaba el Fénix, pero era necesario recordarlo para enlazarlo. Hace unas semanas, al comienzo de la Corte, una comitiva Grulla tuvo un encuentro fortuito con una mujer y un Unicornio el cual no fue del todo pacífico y que una de las implicadas catalogó como extraño. La mujer no podía describirse como alguien estandar y mis sospechas son de que, aparte de que son la misma pareja que estuvo en el Kyuden, la mujer podría ser quien portara la Perla y tener relación con las Naga.

Sukune frunció el entrecejo concentrada en el relato de Koushi.

- Pero... Si la mujer era la portadora de la perla, como decís, y ser capaz de contactar con las Naga, con todo lo que eso conlleva, ¿cómo no derrotó al ser oscuro del que habláis en lugar de permitir que hiriera a su compañero Unicornio?