Isawa Koushi, Akodo Iwame

Había enviado una misiva a Isawa Koushi, quería debatir con él unos asuntos que podrían ser importantes, amenizada con un buen almuerzo. Algunos los había cocinado yo, otros había hecho un pedido especial. La habitación estaba decorada con lo justo, algo de ikebana y un poco de origami, junto a unos libros sueltos. Una vez todo acorde, revisando mi kimono de gala, me senté a esperar.

No pasó apenas un minuto de la hora de la cita cuando Koushi llamó suavemente a los aposentos de Iwame. Tras ser invitado a pasar, el Isawa entró; iba vestido con un sencillo pero elegante quimono blanco y naranja con sutiles motivos Fénix tales como algún ave de fuego.

- Konnichiwa, Akodo Iwame-sama. Gracias por invitarme a almorzar con vos, es un honor que no sé si merezco.

Puntual, escuché la llamada a la puerta y respondí invitandole a pasar, le indiqué con un gesto su asiento, invitandole a hacerlo, sonreí complacida.
Hice una reverencia formal.

-"Konnichiwa Isawa Koushi-sama, el honor es mío con vuestra iluminada presencia. Espero que todo sea de vuestro gusto"

Sonreí y sujetandome la manga del kimono, me giré hacía una mesita auxiliar.

-"¿Os apetece té o sake Isawa Koushi-sama?"

- Té, por favor. Koushi echó un vistazo discretamente a la habitación prestando atención a los libros. Sois una anfitriona inmejorable, Akodo Iwame-sama, no puedo decir que algo me disguste.

Seguí con la mirada a lo que Koushi prestase atención, despacio, disimuladamente, asentí, cogí la tetera y en dos tazas de té con dibujos de un monje meditando junto a un fuego, vertí el té y le tendí la taza a Koushi sonriendo.

-"El bienestar de mi huesped es el mío propio. Los libros son de la biblioteca, sobre teatro, para otros temas me gusta más recurrir a la fuente Isawa Koushi-sama"

Acto seguido, comencé a servir la comida, despacio, con esmero y cuidado.

-"Podeis empezar a comer cuando querais, esos de ahí son hechos por mí, por si os sientan mal, no quiero que penseis que he escondido a escorpiones aquí"

Una pequeña broma, para distendir el ambiente, sonreí y me tapé los labios con una mano.

Koushi sonrió ante la broma de los escorpiones y la comida.

- Dudo mucho que algo me siente mal si está hecho con esmero, se puede decir que es como el dicho con el té: si no me sienta bien, no es la comida lo que está mal.

Con delicadeza tomó un sorbo de té y cogió con sus palillos algo de lo que se le servía.

- Os gusta el teatro, pues. De entre las artes, es uno de mis preferidos aunque quizás me decante por la danza como el principal.

Sonreí junto a Koushi, agradada por ver que había tomado bien la broma. Estaba atenta a la comodidad de mi invitado, aun cuando pertenecía a la delegación de mis anfitriones.

-"Hai!, lentamente voy ahondando en la materia, he tenido el placer de asistir a una de las obras del Cisne Dorado. Incluso me han comentado que podría ser buena actriz. "

Sonreí, encogiendome ligeramente de hombros, como si tal cosa estuviera demasiado alejada de mis posibilidades.

-"La danza, un arte dentro del arte, tenemos mucha suerte al contar con una bailarina de excepción. Muy honrados y afortunados ante tanto artista presente y de tanto renombre. A pesar de que otros se empeñen en estroparnoslo"

Me serví un poco de los platos y tomé apenas un mordisco que mastiqué lentamente mientras Koushi digería la información.

-"Me gustaría hablar también de temas de vuestra competencia Isawa Koushi-sama. ¿Qué me podeís decir de objetos a los que no les puede dar la luz del sol?"

El Fénix aprobó las palabras de Iwame acerca del arte ya fuera teatro o danza. Cuando cambió de tema, se sintió alerta internamente, sabiendo que tendría que medir sus palabras aún más.

- El mero hecho de que un objeto no pueda ser bañado por la luz del sol significa en cierto modo que no tiene la aprobación de la Dama Amateratsu. Pero no conozco ningún objeto que tenga tal característica, Akodo Iwame-sama, ¿vos sí?

Como si no fuera realmente importante la cuestión, o simplemente para quitarle cualquier caracter funesto, Koushi siguió degustando la comida.

La conversación tomó un cariz más profundo, más tenso, aunque tanto Koushi como yo misma no dejamos que nada lo reflejase, sólo el significado mismo de ellas dejaba entrever. Seguí tomando algún que otro bocado, dejando las mejores delicias a mi invitado.

-"Isawa Koushi-sama, yo he tenido dos de esos objetos en mi poder hasta ayer mismo, regalo del guardian de la capilla de la fortuna sin nombre. Creía que era una mente inocente y confiada, pero no contaba con que mi red de información y amistades es bastante extensa, al menos eso procuro"

Tomé un sorbo de té, dejando tiempo para que Koushi pensase. Luego le miré sonriente, amable. El brillo de la Leona asomaba a mis ojos.

-"Posiblemente ahora están siendo objeto de estudio o destruidos, eso ya no me compete, pero siendo un tema esotérico, algo que me atrae, quería debatirlo con un miembro de los más selectos entendidos, un Isawa"

No era demasiado sutil, pero no lo requería la ocasión, dejando entrever que estaba al tanto más de lo que parecía, aunque con limitaciones. Limitaciones estas que mostraba interés por superarlas.

- El Guardián. Dijo dándole el matiz suficiente como para que Iwame comprendiera que lo conocía y que no confiaba en él al igual que ella. ¿Y qué eran esos dos objetos, si puedo preguntarlo? Fueran lo que fueran, el hecho de que los regalara el Guardián hace que lo que dije antes cobre más sentido.