Koushi no fue consciente plenamente de la omisión del apellido por parte del Halcón ya que, como bien había previsto aquel samurai, su colaboración iba a ir más allá de lo meramente mortal.

Con paso todo lo seguro que sus nervios le permitían siguió a Gudirurora y prestó atención a cuanto le rodeaba. El entorno, desde luego, no era el más tranquilizador de los que pudiera imaginarse; no tenía ninguna idea preconcebida de lo que podrían ser los alrededores de un Portal al Meido, pero si se ponía a pensarlo así es cómo debían de ser.

Al cabo de cientos de pasos, la ayudante de Hatsuharu se paró y a Koushi se le erizaron los vellos de la nuca.

¿Y ahora?

Los sentidos agudizados del Halcón crujían en ese aparente silencio. El bosque había tomado un aspecto fantasmal, onírico y lóbrego.

-Ahora esperar. Contestó mientras miraba en rededor. -Tened en cuenta que podemos permanecer en estas lóbregas tierras en lo que nos parecerían días, semanas o incluso meses y que al salir descubramos que no más que el suspiro de una doncella haya sucedido en nuestro mundo. Porque el tiempo y el espacio transcurrían de forma distinta en los demás planos, como había comprobado en sus incursiones dentro del Chukushudo y el Sakkakku. -No obstante nuestros cuerpos se adaptan a su nuevo hábitat, por eso no debemos temer por la falta de alimento y bebida. Ahora somos como espíritus.

Koushi cerró los ojos y pareció concentrarse por un momento; después, lentamente, posó una mano sobre su ojo izquierdo allí donde la extraña marca que poseía lo rodeaba.

- ¿Y qué pasa con él?¿Se ve afectado de alguna manera? Se refería, por supuesto, a lo que antes le había contado. No sé de qué Plano es originario.

Hatsuharu encontró su mirada con la de la niña. Ambos pensaban lo mismo.

-No os preocupéis. No sufriréis ninguna alteración a no ser que su Reino originario sea éste, cosa que dudo, siendo éste un mundo de espera que no genera espíritus sino que los recoge.

Y aquí estaban, comprobando el porqué era llamado Reino de la Espera.

-Señor, creo que ha llegado el momento de confiarme qué pensáis encontrar en este lugar. Hatsuharu no pedía que concretara, entendía que los asuntos del Isawa eran suyos y de nadie más mientras él lo creyera oportuno, pero necesitaba algún indicio para guiarle hacia al norte o hacia al sur. El Meido no era especialmente peligroso pero tenía sus trampas, como todos los Reinos.

Koushi parecía absorto mirando a su alrededor quedando claro que buscaba algo; la pregunta del Halcón pareció sacarle de su concentración y lo miró con ojos pensativos.

- Busco posibles huellas de la presencia de alguien, es decir, quisiera saber si algún vivo ha estado en este Reino en las últimas semanas. Por supuesto que también quería comprobar de primera mano cómo se interactúa con los Portales para que en caso de necesidad, pueda estar preparado a traspasarlos en un futuro.

Entre el paisaje grisáceo del Reino de la Espera comenzaron a aparecer algunas formas... todas mostraban aspecto humano, pero aparecían desenfocadas, sin apenas nitidez, de un modo como si costara miralas.

Koushi no dijo nada, se limitó a mirar las figuras y pasar su mirada a Hatsuharu como esperando algo que le indicara qué hacer o poder hacer.