Imperio Esmeralda

Isawa Koushi, Shiba Sagoto

Tras hablar con el daimyo y con su hatamoto para explicarles mis avances, quedaron bastante asustados, en especial el segundo. No parecía tener el aguante ni los nervios templados que demostraba Shomokobe. Había citado a Isawa Koushi para hacerle algunas preguntas y pisar con más firmeza, aunque antes o después hablaría con todos los Fénix de Kyuden Ippoyakku. O por lo menos, con todos aquellos que fueran shugenjas.

Aún dentro de las murallas del Kyuden, el jardín era un lugar frío y Koushi era alguien que debía cuidar de su salud si no quería verse postrado en la cama; el frenético ritmo de una Corte de Invierno con idas y venidas - sobretodo aquella en particular - comenzaba a menguar las energías del Isawa y por ello vestía su capa de invierno y unas geta altas para evitar en la medida de lo posible la nieve.

Cuando llegó a lugar de la cita, comprobó que la Sagoto ya estaba allí; Koushi no la conocía ni tenía referencias acerca de ella más allá de haber comprobado su identidad preguntando a Shiba Toma y Asako Mako. Podía adivinar los motivos de la cita pero, ¿por qué el secretismo? O mejor dicho, ¿por qué en un jardín apartado y no en una sala privada? Siendo ambos Fénix y ella Inquisidora seguro que habría logrado una sin problemas.
Por alguna razón, Koushi se sintió incómodo.

- Konnichiwa, soy Isawa Koushi.

Su presentación, además de estrictamente funcional, estuvo acompañada por una leve inclinación.

-Vos sois Isawa Koushi-san y yo Shiba Sagoto - como él me presenté sin ambages -¿Os encontráis bien? Parecéis un tanto cansado. - le solté con franqueza. Y es que tenía mala cara.

- Sí, me encuentro bien, gracias. Sólo es el cansancio acumulado tras horas de estudio; supongo que sabréis a qué me refiero.

Se refería a los estudios de un shugenja Isawa. O a los estudios de alguien que persigue a unos brujos. O a ambas cosas, eso lo sabría Sagoto.

- Aún así, siempre puedo disponer de fuerza y voluntad suficiente para poder citarme con alguien como vos, Shiba Sagoto-sama.

-Comprendo lo que decís - lo comprendía y lo compartía -Pero me temo que no tengo otra opción que exigiros un poco más de vuestra energía. Tengo entendido que sois discípulo de Isawa Uona-sama - pregunté sin esperar respuesta -¿Habéis hablado con ella en las últimas fechas? - dije sin saber como andarme con subterfugios. Me pareció mejor decir las cosas por su nombre, aunque tuviera uno tan terrible como 'traición'.

Koushi negó lentemente con la cabeza.

- En efecto, me encuentro entre aquellos que siguen sus enseñanzas pero no, desde hace mucho tiempo no he hablado con ella. Y, ahora, dudo que pueda hacerlo.

Estaba claro que Koushi estaba al tanto de lo que había ocurrido con su sensei, mas sus palabras eran sinceras - o lo parecían - cuando decía que no había hablado con ella en mucho tiempo.

El frío calaba mis huesos y suponía que los de ese joven de aspecto frágil. Negaba haberse encontrado con su maestra, lo cual a todas luces era cierto, porque ya no estaba aquí.

-Os ruego que me acompañéis - le dije mientras me disponía a caminar un poco. -Por vuestro gesto aventuro a pensar que si bien no habéis tenido trato con Isawa Uona-sama, sabéis lo que ha acontecido en las últimas fechas conforme a su persona.

Koushi acompañó a Sagoto en su caminar.

- Así es, Shiba Sagoto-sama, sé lo que ha ocurrido a grandes rasgos. El Isawa hablaba manteniendo un tono educado, sin desvelar lo que opinaba de todo el asunto. Aunque no haya hablado con ella, mi sensei tuvo a bien informarme de su destino.

-Su destino no me importa en absoluto por ahora - le dije con toda naturalidad -Lo que me importa son sus ideas. Sus peligrosas ideas...

Koushi se quedó parado y miró a los ojos de la Inquisidora, incluso controlándose, ella podía ver en su mirada el orgullo que caracterizaba a los Isawa.

- Con todo el respeto, Shiba Sagoto-sama, os agradecería que cuando hablaseis de mi sensei lo hiciéseis mostrando un poco más de respeto, es una Maestra Elemental y como tal ha de ser tratada.

Quería aclarar aquello antes de seguir hablando por lo que se veía.