Probablemente este nezumi hubiera entablado amistad con otro samurai y fuera a el a quien estuviera esperando, alguien que siempre le diera algo que comer.

-Quien es el samurai que te da manzanas Tigre? Tal vez te podamos decir donde esta o si viene pronto.

¿Manzanas una rata?

Aketsu se rascó la cabeza en parte extrañado y en parte divertido acerca de ver a una rata royendo una manzana, se la imaginaba entrando furtivamente en los silos de la ciudad o el Kyuden y cogiendo el grano.

Y sake.

Eso encajaba más; si estaba borracha la rata se comería cualquier cosa.

El Shiba sonrió tontunamente.

Esto iba rapidamente a ningun lado. Senti que me frustraba, no estaba acostumbrado a tratar con los nezumi.

-Conozco a muchos Tigre, pero bueno, aparentemente esperaras aqui a alguna manzana. O puedes acompañarnos y vere la manera de conseguirte algunas manzanas.

Queria seguir a donde ibamos y mantener al nezumi con nosotros, era mi primera vez viendo uno y queria aprender de el y de su raza.

-Y probablemente bebamos sake.

Añadi para intentar convencerlo, aunque lo hize como un pensamiento que venia a mi mente sin importancia.

El rátido puso una mueca que parecía ser una sonrisa.

-Tigre ser nezumi, él no ser bakabaka. Él esperar manzanas y sake en bosque acogedor.

Aketsu dejó escapar una risilla.

- ¿Acaso más allá de aquí no es acogedor, Tigre-san?

Dijo tranquilamente.

-Sabes a donde se ha ido tigre? Y ahora la capilla esta sola?

Se me hacia raro y estaba un poco decepcionado, tanto hablar del infame guardian como para no toparmelo ahora

Aketsu chasqueó su lengua pero, en cierta forma, se alegró de que el Guardián se hubiera ido. Quizás, con el permiso de sus señores, pudiera hacer algo por aquella Capilla y devolverle la espiritualidad que es necesaria en toda construcción de ese tipo.