- Creo que se debía a que había un tercer elemento en discordia o a que, simplemente, fue un adversario más grande de lo que pudo manejar con la Perla. Eso es algo que tendremos que preguntarle cuando demos con ella.

Por lo que se veía, Koushi proponía ir en su busca y poder entrevistarse con alguien que podría ser una aliada potencial.

- ¿Tenéis alguna pista sobre su paradero, o manera alguna que pudiera llevarnos hasta ella? - si en las palabras del shugenja se distinguía la determinación, las de la Unicornio estaban teñidas de concentración y seriedad.

Koushi frunció el ceño.

- Pistas vagas, pero pistas. Si estuvo una vez en la ciudad, puede esperarse que haya vuelto a estar o incluso que esté allí; además, si combatió y resultó herida como su compañero, necesitaría de asistencia. Deberíamos buscarla en la ciudad y para ello tenemos que contar con la ayuda de quien puede reconocerla visualmente y que sé que está dispuesta a colaborar: Bayushi Yuki.

- Bien, si creéis que la ciudad es el mejor lugar para comenzar la búsqueda, contad conmigo para ello. Aunque corren rumores de que en Ippôyakku no Toshi se están produciendo auténticas revueltas. Confío en que no afecte a nuestra tarea.

- Eso dependerá de la veracidad de esos rumores y de que si son ciertos, las gentes de la ciudad estén dispuestas a colaborar con nosotros. Sea como sea, aparte de la ciudad no se me ocurre otro lugar para comenzar a buscar a una mujer esquiva.

- A mí sí - dijo esbozando una sonrisa cálida, y alzando el dedo índice de su mano derecha como quien ha tenido una repentina inspiración -. Si pudiera tener la perla en mis manos y estudiarla unos momentos, podría invocar a los kami del Agua para tratar de localizar a esta mujer. Si fue su portadora durante cierto tiempo, cabe la posibilidad de que logre dar con su paradero. Y parece menos fatigoso que recorrer la ciudad en su busca, ¿no creéis? - añadió con un guiño.

- Os referís a Los Lazos que Atan, ¿verdad? Aún siendo un tensai de Aire, Koushi seguía siendo un Isawa y por ello poseía conocimientos arcanos avanzados que le permitían reconocer la mayoría de hechizos de cualquier elemento. Lo pensé, pero hay dos obstáculos. Ambos son teorías y de ellas vos me podéis sacar de la duda; ¿creéis que la Perla reaccionará al hechizo de la misma forma en que lo hacen los objetos de Rokugan, no hay que olvidar que es de una raza y cultura distinta y no sabemos aún qué tipo de espíritus pueden estar involucrados. En cuanto al otro problema es que no tenemos acceso a la Perla ya que está en posesión de la Princesa Otomo y, más concretamente, Miya Shizuka.

Sukune se cubrió la boca con la mano, en actitud reflexiva. Casi resultaba gracioso ver su tímido rostro en una actitud tan concentrada.

- Comprendo a lo que os referís. Pero creo que deberíamos intentarlo; si funciona, tendríamos un cabo del que comenzar a tirar y que sabemos que es difícil que se rompa. De lo contrario, estaríamos más perdidos que otra cosa; la ciudad no es pequeña, y hay muchos sitios donde esconderse si no quieres que te encuentren. Y sobre la perla... Bueno, tanto la Princesa como su asistente querrán dar con la manera de eliminar la amenaza que se cierne sobre nosotros, ¿no? ¿Qué impedimentos tendremos para estudiar nuevas posibilidades?

El rostro de Koushi era serio, su gesto adusto.

- Se puede intentar, por supuesto, pero lo haremos bajo medidas de seguridad y con mi presencia si no os importuna. Para un Isawa no existían los experimentos sin posibilidades de éxito, pero no siempre se conseguía a la primera. No sé qué impedimentos podría haber pero el hecho es que cuando fui a estudiar la Perla me encontré con que se había movido de su sitio y estaba siendo ya estudiada por Miya Shizuka tras la petición de la Princesa. A mi modo de verlo, su Alteza Imperial puede desear esclarecer los hechos pero los obstaculiza en cierta forma.

Para la Iuchi aquella forma de hablar acerca de la Otomo podría parecerle impensable, pero el tono de voz de Koushi cuidaba de resultar muy crítico y otorgarle un tono más casual y confesor del que podía tener en un principio.

Sukune contuvo en sus labios la primera contestación que se le ocurrió, pero lo hizo justo a tiempo. Calló durante unos segundos y lo volvió a intentar.

- He tenido ocasión de cruzar algunas palabras con Miya Shizuka-sama, y no parece ser alguien que no atienda a razones. Deberíamos plantearle lo que nos proponemos y contar con su ayuda.