Imperio Esmeralda

Los jardines me calmaban los ánimos, sobre todo tras un evento como la Gesta. No era el acostumbrado juego cortesano relajado, ya que todo aquello lo dirigía Miya Shizuka-sama en representación de Otomo Hijikohime-sama, por lo que bajo las plácidas aguas de la apariencia corrían las poderosas corrientes de las políticas de los clanes.

¿Y si la princesa se enamora de algún samurai de los que estamos en la Gesta? No podría sacarse todos los cuchillos que surgirían de pronto en su espalda. A nadie le gusta perder y menos en tales circunstancias.

Daidoji Akari andaba por los jardines de palacio. Había llegado hacía relativamente poco y trataba de establecerse con la mayor comodidad posible. Aunque habría preferido tener más momentos de soledad para si misma, pero la corte de invierno era la corte de invierno y tenía asuntos que atender.

En aquel momento pasó rápida como una flecha por el lugar donde meditaba Bayushi Shun. No es que andara con especial rapidez, pero si lo hacía decidida...sin prestar atención a su alrededor; sin duda sumida en su pensamientos

Las firmes y decididas pisadas me sacaron de mi ensimismamiento. Me giré para ver a una Grulla con aspecto marcial.

Oh, Fortunas, esta vez moriré...

Pero al parecer las pisadas firmes y decididas no eran de alguien que se propusiera cortarme la cabeza, lo cual era un plus. O igual me iba buscando. O igual aún no me conocía aún. Ante tantas variables, decidí espantar el fantasma de la incertidumbre con mis palabras corteses y una reverencia

Konichiwa, Grulla-sama. Mi nombre es Bayushi Shun. ¿Recién llegada a la Corte?

Daidoji Akari se paró repentinamente al escuchar la voz del samurai. Se giró para observar a su interlocutor con ojos fríos y expresión seria. Finalmente respondió a su reverencia con otra reverencia:

- Konichiwa, Bayushi Shun-sama, mi nombre es Daidoji Akari. Si, me temo que acabo de llegar recientemente.- respondió Akari, con voz neutra- Por la tranquilidad con la que disfrutáis de estas apacible estancias he de suponer que vos ya habéis tenido tiempo para instalaros adecuadamente.

Su expresión se mantuvo sería mientras sus ojos azul hielo examinaban al escorpión con frialdad.

Tras el intenso entrenamiento de la mañana en el dojo, me disponía a meditar sobre varios asuntos pendientes que tenía que resolver y decidí dar un paseo por los jardines mientras aclaraba mis ideas.

Tras un corto paseo escucho voces y no puedo evitar acercarme. Observé como una escorpión, o al menos así parecía y una grulla junto a ella. Sin pensarlo dos veces me acerqué...

- Espero no molestarlas... - Digo con una voz tranquila mientras me acerco y, de paso, llamando su atención. Una vez ambas me están mirando me detengo y hago una ligera reverencia

- Buenos días, samuraikos. Mi nombre es Shiba Inoe, esposa de Shiba Eisei heredero de Kyuden Ippoyakku.

= OUT =

He entrado porque quería interactuar, pero si lo abrísteis por un propósito en concreto borro el mensaje y listo

Me mira con frialdad. Cualquiera diría que es familia del Daidoji rufianesco..

He tenido algunos días para admirar las bellezas más visibles de la Corte de Invierno, por no hablar de las pruebas por la lanza de Bishamon, o de la Gesta de la Princesa. También he gozado de otros entretenimientos que al parecer no estaban del todo programados, o al menos no para todos los invitados a Kyuden Ippoyakku.

¿Captará lo que intento decirla? Anda.. Inoe-sama.

Konnichiwa, Shiba Inoe-sama. No os he podido aún agradecer suficientemente la invitación a la representación de danza.

Miro más detenidamente y.. efectivamente, recordaba al samurai. Demasiadas caras en tan poco espacio de tiempo, pero si era él. Le sonrío ligeramente

- No os había reconocido Bayushi Shun-san. No hay nada que agradecer, de veras... disfrutásteis con la velada?

Fue una gran representación la que hubo, y más aún con aquellos efectos especiales. Siempre había pensado que, bueno, que los shugenjas de la familia Isawa eran como la mayoría de ellos, poco dados a ejercer su magia en algo mundano. Me sorprendió, y me ayudó y me ayuda aún a mantener la mente abierta.

- La verdad es que si fue espectacular, para qué engañarnos. A mi me resultó muy agradable, lamento no haberos podido saludar... por aquel entonces estaba muy solicitada y apenas tenía tiempo de atender mis propios asuntos.

Miro en ese momento a la samuraiko grulla y espero, con cierto semblante de impaciencia, su presentación.

Daidoji Akari realizó una rápida reverencia ante Otaku Inoe- Konnichiwa Otaku Inoe-sama, mi nombre es Daidoji Akari. No me conoceréis, pues acabo de llevar a la corte de invierno.